Las estrellas de mar son en realidad “cabezas que se arrastran por el fondo marino”
Las cabezas de la mayoría de los animales son
fácilmente identificables, pero hasta ahora los científicos no podían decir lo
mismo de las estrellas de mar.
Una estrella de mar tiene cinco brazos idénticos con
una capa de “pies tubulares” debajo que ayudan a la criatura marina a
desplazarse por el fondo del mar. Esto ha llevado a los naturalistas a
preguntarse si las estrellas de mar tienen extremos delanteros y traseros
definidos… y si cuentan con una cabeza.
Pero una nueva investigación genética sugiere lo
contrario: que las estrellas de mar son en gran medida cabezas que carecen de
torsos o colas y que probablemente perdieron esas características
evolutivamente con el tiempo. Los investigadores afirman que los extraños
fósiles de los antepasados de las estrellas de mar, que parecían contar con una
especie de torso, tienen mucho más sentido en términos evolutivos según los
nuevos hallazgos.
Los resultados se publicaron este miércoles en la
revista Nature.
“Es como si a la estrella de mar le faltara por
completo el tronco y se describiera mejor como una simple cabeza que se
arrastra por el fondo marino”, afirmó en un comunicado Laurent Formery, autor
principal del estudio y becario postdoctoral de la Universidad de Stanford y la
Universidad de California en Berkeley. “No es en absoluto lo que los
científicos han supuesto sobre estos animales”.
Los hallazgos, que fueron posibles gracias a los
nuevos métodos de secuenciación genética, podrían ayudar a responder algunas de
las principales preguntas que quedan sobre los equinodermos, incluida su
ascendencia compartida con los humanos y otros animales que no se parecen en
nada a ellos.
Las estrellas de mar pertenecen al grupo de los
equinodermos, que incluye a los erizos de mar, los dólares de arena (o galletas
de mar) y los pepinos de mar. Estos inusuales animales tienen un cuerpo único,
dispuesto en cinco secciones iguales, que difiere en gran medida de los cuerpos
simétricos de los animales bilaterales, que tienen los lados, izquierdo y
derecho, reflejados el uno en el otro.
Las estrellas de mar comienzan como huevos
fecundados que eclosionan y se convierten en larvas que flotan en el océano,
como el plancton, durante semanas o meses antes de asentarse en el fondo
marino. Allí pasan por un proceso que transforma un cuerpo bilateral en forma
de estrella, o cuerpo pentaradial.
“Éste ha sido un misterio zoológico durante siglos”,
afirmó en un comunicado Christopher Lowe, coautor principal del estudio y
biólogo marino y del desarrollo de la Universidad de Stanford. “¿Cómo se puede
pasar de un plan corporal bilateral a uno pentaradial, y cómo se puede comparar
cualquier parte de la estrella de mar con nuestra propia estructura corporal?”.
La estructura corporal bilateral que tienen la
mayoría de los animales procede de acciones genéticas a nivel molecular que
pueden rastrearse en las regiones de la cabeza y el tronco, o cuerpo principal,
razón por la cual los vertebrados, como los humanos, y muchos invertebrados,
incluidos los insectos, comparten una programación genética similar. Este
descubrimiento fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en
1995.
Sin embargo, los equinodermos también comparten un
antepasado común con los animales bilaterales, lo que se suma al rompecabezas
que los investigadores intentan resolver.
“Cómo se relacionan las distintas partes del cuerpo
de los equinodermos con las que vemos en otros grupos de animales ha sido un
misterio para los científicos desde que los estudiamos”, afirmó en un
comunicado el Dr. Jeff Thompson, coautor del estudio y profesor de la
Universidad de Southampton. “En sus parientes bilaterales, el cuerpo se divide
en cabeza, tronco y cola. Pero con solo mirar una estrella de mar, es imposible
ver cómo se relacionan estas secciones con los cuerpos de los animales
bilaterales”.
Los investigadores del nuevo estudio utilizaron la
tomografía micro computarizada para obtener una visión tridimensional sin
precedentes de la forma y estructura de las estrellas de mar.
A continuación, los miembros del equipo utilizaron
técnicas analíticas avanzadas para detectar dónde se expresaban los genes
dentro del tejido y localizar secuencias específicas de ARN dentro de las
células. La expresión génica se produce cuando la información contenida en un
gen se hace funcional.
Los marcadores moleculares específicos actúan como
planos del cuerpo, dirigiendo cada célula a la región del cuerpo a la que
pertenece.
“Si se quita la piel de un animal y se observan los
genes que definen la cabeza de la cola, los mismos genes codifican estas
regiones corporales en todos los grupos de animales”, explica Lowe. “Así que
ignoramos la anatomía y nos preguntamos: ¿existe un eje molecular oculto bajo
toda esta extraña anatomía y cuál es su papel en que una estrella de mar forme
una estructura corporal pentaradial?”.
Juntos, los datos crearon un mapa en 3D para
determinar dónde se expresaban los genes a medida que las estrellas de mar se
desarrollaban y crecían. El equipo pudo determinar los genes que controlan el
desarrollo del ectodermo de la estrella de mar, que incluye la piel y el
sistema nervioso.
Se detectaron firmas genéticas asociadas al
desarrollo de la cabeza en todas las estrellas de mar, especialmente
concentradas en el centro de la estrella y en el centro de cada extremidad. Sin
embargo, la expresión genética de las secciones del torso y la cola estaba
ausentes en gran medida, lo que revela que las estrellas de mar “presentan el
ejemplo más dramático de desacoplamiento de las regiones de la cabeza y el
tronco que conocemos hoy en día”, dijo Formery, que también es investigador en
el Chan Zuckerberg BioHub, una organización de investigación sin ánimo de lucro
en San Francisco.
La investigación fue financiada por el Chan
Zuckerberg BioHub, cofundado en 2021 por la Dra. Priscilla Chan y Mark
Zuckerberg, así como por la NASA, la National Science Foundation y el Fondo
Leverhulme.
“Cuando
comparamos la expresión de los genes de la estrella de mar con la de otros
grupos de animales, como los vertebrados, pareciera que faltaba una parte
crucial de la estructura corporal”, explicó Thompson. “Los genes que
normalmente intervienen en el modelado del tronco del animal no se expresaban
en el ectodermo. Parece que la estructura corporal completa de los equinodermos
es más o menos equivalente a la de la cabeza en otros grupos de animales”.
Las estrellas de mar y otros equinodermos
probablemente evolucionaron sus estructuras corporales únicas una vez que sus
antepasados perdieron la región del tronco, lo que les permitió moverse y
alimentarse de forma diferente a otros animales.
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