Ecuador usará un dron capaz de sembrar 1.500 árboles en 15 minutos
Uno de los principales retos ambientales a nivel global es la deforestación, que tiene varias causas: la industria maderera, incendios forestales, el avance de la frontera agrícola y la demanda cada vez mayor de tierras para pastoreo de ganado, entre otros problemas.
Julio César
Benítez, coordinador del proyecto Un Millón de Árboles, de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador, expone que la suma de estos factores hace que
la deforestación vaya más rápido que los esfuerzos de reforestar con plántulas,
o sea, a mano.
Con uno de sus
alumnos, recalca, puede plantar entre 15 y 30 plantas en una hora. Un nuevo
dron adquirido por la PUCE, en contraste, permitiría poner 1.500 semillas en el
suelo en quince minutos.
Un viaducto sobre
la vía a la costa que bordee al Bosque Cerro Blanco, una alternativa que
plantea la Fundación Japu para no afectar esta área protegida
Estos avances
podrían ayudar a recortar la brecha que existe entre la velocidad a la cual se
deforesta y los intentos de reforestar. Benítez expone que ahora existen
máquinas que “cortan, pelan y cargan” árboles en cuestión de minutos, y la
tecnología para suplir la tala ahora podría ir a ritmos similares.
“La tecnología
tradicional para reforestar ya no es suficiente (...). Aunque (los drones) no
reemplazan a la metodología de plántula, sino que la complementan. Para
nosotros, la siembra de un árbol sigue siendo una experiencia formativa
significativa”, explica. “Es una forma de conseguir el compromiso de
estudiantes y voluntarios, pero ya no nos alcanza”.
El dron forestal
puede cargar hasta 50 kilos de semillas previamente germinadas, especializándose
en reforestar áreas de difícil acceso, como quebradas y porciones de bosque
diezmadas por incendios forestales. Según Benítez, hay estadísticas que
demuestran que la siembra por drones es un 80 % más efectiva que los métodos
tradicionales para restaurar zonas afectadas por fuego.
Según los últimos
datos de la Secretaría de Gestión de Riesgos, en enero de 2024 se han
registrado 122 incendios forestales en Ecuador, resultando en 2.512,03
hectáreas (ha) de cobertura vegetal quemada.
Las provincias de
Carchi, Pichincha y Chimborazo son las únicas que han perdido más de 100 ha de
superficie vegetal hasta finales del mes pasado.
‘Manicho’, escarabajo muy común en la época
lluviosa de Guayaquil, y de aspecto poco agraciado, es parte de la dieta de
otros animales
Aunque Pichincha
es el territorio que más incendios ha reportado, con 34, las 5 instancias en
Carchi han sido las más devastadoras, resultando en 1.613,05 ha de cobertura
vegetal perdida, casi el triple de Pichincha.
Antes de sembrar
con el dron forestal se realiza un estudio que identifica las especies más
propicias para plantar. El cálculo de la trayectoria del dron se realiza con
inteligencia artificial. El aparato también tiene un tanque para regar las
semillas.
Sin embargo, al
ser de gran tamaño, solo puede realizar vuelos de 20 minutos. No obstante,
mientras el aparato está en el aire dispersando las semillas, se carga otro
juego de baterías, proceso que también toma 20 minutos. Al terminar un viaje,
el dron vuelve al punto de recarga, se intercambian las baterías y prosigue su
labor. El sistema de inteligencia artificial analiza desde qué punto debe
seguir plantando.
Otro dron se
encarga del monitoreo de las semillas puestas en determinado ecosistema. Es más
pequeño que el que lanza las semillas y las riega, pues no tiene necesidad de
transportar carga. Tiene una serie de cámaras incorporadas para esta labor.
“El monitoreo es igual o más importante. Solo
un 5 % de las plántulas sembradas sobrevive, porque no hay un protocolo de
monitoreo. Con el dron podemos realizar vuelos a los 3, 6, 9 y 12 meses para
determinar el florecimiento y el porcentaje de supervivencia”, indica Benítez.
Para el 2024, el
uso de esta tecnología será en modalidad de prueba para ir recabando más
información sobre los distintos ecosistemas ecuatorianos, como el bosque seco
de la Costa, por ejemplo, que ha sido diezmado por el avance de la frontera
agrícola.
Estas son algunas
de las especies amenazadas de Cerro Blanco que podrían ser afectadas por la
posible construcción de un túnel bajo el bosque
Antes de comprar
los drones, la PUCE estuvo realizando una investigación previa y preparando las
semillas por siete meses. El aparato que dispersa las semillas costó $ 25.000,
mientras que desembolsaron $ 15.000 por el de monitoreo.
Sin embargo, a la
larga, el costo de siembra es menor, según Benítez, pues se recortan gastos de
herramientas, personal, comida y transporte propios del métodos tradicional de
reforestar.
“A mediano plazo
va a dar réditos importantes de sembrar más semillas a nivel nacional”, agrega
Benítez.
Desde el comienzo
del proyecto Un Millón de Árboles, la iniciativa ha logrado sembrar 700.000
árboles, y esperan llegar a su meta con esta nueva tecnología
.
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