Esta es la 'isla fantasma' del Mediterráneo
Lo de 'ojos que no ven, corazón que no siente' no es del todo aplicable a esta isla fantasma sumergida a 200 metros de profundidad en el Mediterráneo porque, a lo largo de su historia, Ferdinandea, ha aparecido y desaparecido en varias ocasiones, suscitando en todas ellas, un sinfín de disputas por su conquista y despertando la curiosidad sobre las razones de su existencia.
La historia de
Ferdinandea
Cartago y Roma luchaban en la isla de Sicilia por la
supremacía, en unas guerras que durarían 23 años y que todos conoceríamos como
las guerras púnicas, cuando, frente a ellos, a tan solo unos 30 km del sur de
Sicilia, se erguía Ferdinandea, una isla volcánica.
Se trataba de un pedazo de Empédocles, un volcán
submarino cuya cima se encuentra actualmente a tan solo unos 5 metros por
debajo de la superficie del mar. Aunque aquella no sería la primera vez que
esta isla emergería del agua.
Con el tiempo, la erosión hizo que este pedazo de
tierra salvaje se ocultase durante siglos hasta que un 11 de julio de 1831,
unos marineros observaron cómo, entre las olas del Mediterráneo, emergía una
columna de humo que provenía de una superficie rocosa. Efectivamente,
Ferdinandea estaba despertando.
Un trozo de
tierra volcánica en disputa
Muy pronto comenzaron las disputas por la soberanía
de aquel pedazo de tierra volcánica que aún era del todo desconocida y que, sin
embargo, muchos ansiaban poseer.
Gran Bretaña, que aún controlaba la isla de Malta,
fue la primera nación que reivindicó su soberanía, denominándola "Isla
Graham" clavando una bandera en la isla. La respuesta de Fernando II de
Borbón, no tardó en llegar: el rey de las Dos Sicilias, envió varios navíos con
el fin de contestar a esa reivindicación, denominándola "Isla
Ferdinandea". A la disputa también se sumó, justo después, Francia, que
plantó la bandera francesa sobre la isla y la denominó "Isla Julia".
El final de aquella disputa estaba más cerca de lo
que los gobernantes sospechaban. Cuando en diciembre de ese mismo año los
navíos británicos volvieron a la isla, no encontraron ni rastro de ella: el
volcán había vuelto a descender bajo la superficie, tragándose las banderas de
todos los que habían querido conquistarlo.
Sus últimos
suspiros
En 1925, su cima descendió hasta los 25 metros bajo
el nivel del mar y años más tarde, en los 80, un avión estadounidense bombardeó
el volcán al tomarlo por un submarino libio.
En 2002, un aumento de la actividad sísmica en la
zona de Ferdinandea condujo a los vulcanólogos a especular sobre una eventual
erupción y una reaparición de la isla, sin embargo, a día de hoy está
descartada.
Hoy Ferdinandea es un banco submarino conocido en la
cartografía internacional como Banco Graham ubicado a 24 millas náuticas al
noreste de Panteleria.
En boca de
grandes escritores
Mientras existió, recibió la visita de numerosos
científicos de diferentes países. También de Walter Scott y de varios
escritores que se sintieron inspirados por ella, entre los que se encuentra
James Fenimore Cooper (El cráter), Alejandro Dumas (Le Spéronare) o Julio Verne
(Las grandiosas aventuras del maestro Antifer, El Canciller y Los hijos del
capitán Grant).
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