Toneladas de residuos plásticos se acumulan en el Ártico
La colaboración entre dos programas de investigación
marina global, Tara Oceans Expéditions 2009-2014 (Francia) y Expedición
Malaspina 2010 (España), ha desvelado la existencia del transporte a gran escala
de residuos flotantes desde el Atlántico hasta el Ártico. El estudio, publicado
en la prestigiosa revista Science Advances, destaca que con solo unas pocas
décadas usando materiales plásticos, se ha convertido ya en un serio problema.
Esta investigación ha estado dirigida por el
profesor Andrés Cózar, del departamento de Biología de la Universidad de Cádiz,
y en ella han participado 12 instituciones de ocho países: King Abdullah
University of Science and Technology (Arabia Saudí), Imperial College of London
(Reino Unido), Lake Basin Action Network (Japón), Universidad de Islas
Baleares-CSIC (España), Sorbonne Universités-CNRS (Francia), TARA Expéditions
(Francia), Aarhus University (Dinamarca), Utrecht University (Países Bajos),
Harvard University (EEUU), IKERBASQUE (España) y AZTI-Marine Research (España).
Para comprender la relevancia de este trabajo es
importante tener en cuenta que el Círculo Polar Ártico alberga escasa población
y esto significa que son pocos los residuos plásticos que allí se generan. Sin
embargo, este nuevo estudio muestra cómo los mares de Groenlandia y Barents (al
este de Groenlandia y norte de Escandinavia) están acumulando grandes
cantidades de residuos plásticos que son transportados hasta allí por
corrientes oceánicas. Las posibles implicaciones de la exposición de la vida
marina a los residuos plásticos son inquietantes dada la singularidad del
ecosistema ártico.
Andrés Cózar: “Todavía no comprendemos del todo los
efectos que el plástico está teniendo o tendrá en nuestros océanos, lo que sí
sabemos es que sus consecuencias se sentirán a gran escala, incluso en
ecosistemas tan remotos como el Ártico”, concluye.
El equipo que encabeza el profesor Cózar ya demostró
que cada uno de los cinco giros oceánicos subtropicales actúan como grandes
zonas de convergencia de residuos plásticos flotantes. En otro estudio
publicado recientemente mostraron que mares semi-cerrados con alta población,
como es el caso del Mediterráneo, pueden ser también importantes áreas de acumulación
de plástico, sin embargo, el lejano océano Ártico no era un candidato a
acumular plástico
A bordo del buque de investigación Tara, el equipo
de investigación circunnavegó el casquete polar ártico y muestreó los
microplásticos durante cinco meses con el objetivo de completar el mapa global
de la contaminación por plástico flotante. “La concentraciones de plástico en
aguas árticas fueron bajas, como era previsible, pero encontramos una región al
norte de los mares de Groenlandia y Barents con concentraciones
considerablemente altas”, en palabras de Andrés Cózar. “Existe un transporte
continuo de residuos flotantes hacia el polo norte; y los mares de Groenlandia
y Barents actúan como un callejón sin salida para esta cinta transportadora de
plástico”, matiza.
La cantidad de plástico flotante atrapada en las
aguas superficiales de Groenlandia y Barents se estima del orden de cientos de
toneladas, unos 300 billones de fragmentos principalmente del tamaño de granos
de arroz. Sin embargo, debido a que las aguas superficiales no son el destino
final del plástico flotante, el estudio hipotetiza que los fondos marinos bajo
este sector del Ártico podrían acumular cantidades de residuos aún mayores.
Aunque parte del plástico encontrado en el Ártico es
de origen local, principalmente el creciente tráfico marítimo en esta región,
las altas cargas de plástico del océano Ártico son en gran parte debidas al
transporte de basura por corrientes oceánicas desde las pobladas costas del
Atlántico Norte. Esta transferencia de plástico flotante hacia el norte involucra
a la gran Corriente Termohalina, una cinta transportadora global hasta ahora
conocida por redistribuir el calor de la Tierra desde las latitudes cálidas
hasta los polos.
Para identificar el origen del plástico del Ártico,
los investigadores utilizaron datos de unas 17.000 boyas a la deriva con
seguimiento por satélite. “Lo preocupante es que gran parte del plástico
flotante encontrado en los mares de Groenlandia y Barents proviene de las
costas del Noroeste de Europa, Reino Unido o la costa este de Estados Unidos.
Es nuestra basura la que acaba allí”, como recalca el Dr. Van Sebille, del
Imperial College London.
Para el profesor Cózar, “la humanidad ha estado
utilizando el plástico durante solo unas décadas, pero la contaminación marina
por plástico es ya un problema global, una clara evidencia de la capacidad del
hombre para cambiar nuestro planeta”. De hecho, “todavía no comprendemos del
todo los efectos que el plástico está teniendo o tendrá en nuestros océanos, lo
que sí sabemos es que sus consecuencias se sentirán a gran escala, incluso en
ecosistemas tan remotos como el Ártico”, concluye.
“Los resultados de este estudio hacen todavía más
relevante la necesidad de desarrollar herramientas para la gestión y
eliminación de los residuos plásticos lo más cerca posible de los puntos de
origen, puesto que una vez que entran en la circulación general del océano su
destino final e impacto son incontrolables”, en palabras de Oihane C. Basurko,
de AZTI-Tecnalia, que aunque no participa en el estudio, trabaja en la gestión
de la basura marina.
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