La edad del Sol depende del momento en que se observa
Un equipo internacional de astrónomos, liderado por
un investigador de la Universidad de Ginebra (UNIGE), ha demostrado que la
actividad magnética del Sol influye significativamente en su caracterización
sísmica, contrariamente a las predicciones de la literatura científica. De
estos datos dependen aspectos importantes como su tamaño, edad o composición
química.
Estos resultados abren la puerta a investigaciones
más profundas para comprender mejor la naturaleza de la actividad magnética y
su impacto en las oscilaciones estelares. El estudio se puede leer en el diario
Astronomy & Astrophysics.
La astrosismología, o heliosismología cuando se
trata del Sol, es una rama de la astronomía que se centra en el estudio de las
oscilaciones de las estrellas.
"Para entenderlo, hay que imaginar una estrella
como una gran bola de gas en constante movimiento. Dentro de esa estrella, hay
olas o pulsaciones que la hacen vibrar, un poco como el sonido que resuena
dentro de un instrumento musical", explica Jérôme Bétrisey, investigador
postdoctoral en el Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la
UNIGE y primer autor del estudio. "Estas vibraciones hacen que la
superficie de la estrella se mueva ligeramente y cambie de luminosidad de
manera regular. Gracias a instrumentos muy precisos, podemos detectar estos
cambios de luminosidad desde la Tierra o desde el espacio", continúa el
investigador.
Al observar estos cambios, los investigadores pueden
aprender mucho sobre la estructura interna de la estrella y determinar
características importantes como su tamaño, edad, composición química o la
etapa en su ciclo de vida estelar. Una comprensión precisa de las
características de las estrellas es fundamental, entre otras cosas, para
determinar las propiedades de los planetas que las rodean o para trazar la
historia de la Vía Láctea.
A pesar de los grandes éxitos durante las últimas
décadas, la astrosismología también ha evidenciado que existen diferencias
significativas entre las observaciones y las predicciones de los modelos
teóricos sobre el funcionamiento interno de las estrellas. A lo largo de los
años, se han desarrollado diversos métodos para reducir estas discrepancias,
con más o menos éxito. Sin embargo, ninguno de los métodos actuales tiene en
cuenta la actividad magnética de las estrellas, pues su impacto en los
resultados ha sido considerado como insignificante.
El equipo internacional liderado por Jérôme Bétrisey
acaba de demostrar lo contrario. Han establecido que la edad del Sol,
determinada por la heliosismología, varía significativamente en función del
nivel de actividad del ciclo solar. Para tener una referencia, se estima que el
Sol tiene aproximadamente 4.600 millones de años y se han observado variaciones
de hasta 300 millones de años entre los mínimos solares. Aunque estas
variaciones pueden parecer pequeñas en relación con la edad del Sol, no son
despreciables en los niveles de precisión que alcanzarán las futuras misiones
espaciales.
Para entender mejor el impacto de la actividad
magnética sobre el Sol, los científicos analizaron 26,5 años de datos solares,
cubriendo dos ciclos completos de actividad. Dividieron estos datos en
aproximadamente 90 pequeñas series de un año, con intervalos de tres meses
entre ellas. Para cada una de estas series se realizó un análisis sísmico, lo
que permitió medir la evolución de propiedades fundamentales del Sol como su
masa, radio y edad a lo largo del tiempo.
Dos conjuntos de datos independientes se utilizaron
para verificar la solidez de los resultados. Uno provenía de la red de
telescopios terrestres de la Universidad de Birmingham BiSON (Birmingham Solar
Oscillations Network), y el otro del instrumento GOLF (Global Oscillations at Low
Frequencies) a bordo del satélite SOHO (Solar and Heliospheric Observatory),
que orbita alrededor del Sol desde mediados de los años 1990.
Independientemente de la configuración probada, la
edad del Sol determinada por heliosismología estaba correlacionada con el nivel
de actividad del ciclo solar. Se midieron variaciones de aproximadamente un 6 %
en promedio entre los periodos de mínimo y máximo solares, lo cual es muy
significativo en comparación con la precisión que se espera para futuras
misiones espaciales que analizarán otras estrellas similares. Por ejemplo, la
misión PLATO (PLAnetary Transits and Oscillations of stars) apunta a una
precisión del 10 % para la edad de una estrella como el Sol.
El estudio de los datos de GOLF y BiSON también
mostró que el impacto del ciclo de actividad en la edad sísmica es más notable
para el ciclo más activo de los dos estudiados. Este resultado es lógico y
esperado desde una perspectiva física. "Sin embargo, el Sol no es una
estrella particularmente activa, lo que sugiere que el impacto de la actividad
magnética podría ser muy significativo para estrellas más activas, como las que
va a detectar PLATO", añade Jérôme Bétrisey.
Los resultados de este estudio revelan que la
actividad magnética de las estrellas plantea un desafío importante para las
futuras misiones espaciales como PLATO, especialmente en lo que respecta a la
caracterización de las estrellas más activas. "Sin embargo, este
descubrimiento también abre muchas perspectivas de investigación emocionantes",
concluye Jérôme Bétrisey.
La actividad magnética de las estrellas influye
significativamente en las oscilaciones estelares, lo que complica la
determinación precisa de propiedades fundamentales como la masa, el radio y la
edad de las estrellas. Para las futuras misiones espaciales, esto implica que
será necesario desarrollar métodos más sofisticados para tener en cuenta este impacto
magnético.
Los desafíos planteados por la actividad magnética
también impulsarán a los investigadores a explorar más a fondo este fenómeno.
Esto podría conducir a una mejor comprensión de la física estelar,
particularmente en relación con la forma en que los campos magnéticos
interactúan con las oscilaciones internas de las estrellas. Estas
investigaciones también podrían mejorar nuestra comprensión de los ciclos de
actividad de las estrellas, similares a los ciclos solares.
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