El Ártico empieza a llenarse de arbustos
Los investigadores alertan de que el aumento de arbustos y la disminución de plantas con flores podrían alterar la biodiversidad, afectar a la fauna, a las comunidades locales y al ciclo global del carbono
El Ártico, una de las
regiones más sensibles del planeta al cambio climático, está experimentando
profundas transformaciones en su vegetación, según un nuevo estudio publicado
en la revista Nature. La investigación, liderada por la Universidad de
Edimburgo y la Universidad de Columbia Británica, ha contado con la
participación de 54 centros de investigación internacionales, entre ellos el
Instituto Botánico de Barcelona (IBB, CSIC-CMCNB), y ha analizado más de 42.000
observaciones de campo de 2.174 parcelas en zonas árticas de América del Norte
y Eurasia.
El estudio concluye
que, en las últimas décadas, la cobertura de arbustos y gramíneas ha aumentado
significativamente, mientras que las plantas con flores han disminuido, al
verse desplazadas por especies más altas que les hacen sombra. Este cambio en
la composición vegetal no responde a una simple sustitución de especies de
zonas más cálidas, como se pensaba inicialmente, sino a una reorganización de
la biodiversidad local.
Una reorganización ecológica
inesperada
Según el investigador
del CSIC Pep Serra, este trabajo rompe con ciertas visiones simplificadas: “No
se ha producido una borealización del Ártico, sino una transformación interna
en la que especies ya presentes cambian su comportamiento y dominancia”. Esta
dinámica compleja tiene consecuencias directas sobre todo el ecosistema: afecta
a los animales que dependen de determinadas plantas, a las comunidades humanas
que habitan en el norte y, sobre todo, al delicado equilibrio del ciclo global
del carbono, ya que los cambios en la vegetación alteran la capacidad de
absorción y emisión de gases de efecto invernadero.
El trabajo ha sido
financiado por la Unión Europea y el Natural Environment Research Council, y
destaca la importancia de recopilar datos a largo plazo en estos entornos
extremos para detectar patrones con precisión. Las muestras han sido tomadas
desde la tundra del Ártico canadiense y Svalbard hasta áreas de matorrales por
encima del límite de árboles en Alaska, Canadá y Fennoscandia.
Biodiversidad en
trayectorias divergentes
La investigadora
Mariana García Criado, autora principal del estudio, subraya que “el Ártico, a
pesar de su imagen estéril, es sorprendentemente diverso. En un solo metro
cuadrado de tundra pueden coexistir decenas de especies vegetales. Sin embargo,
los arbustos están remodelando estos ecosistemas y, aunque en algunos lugares
la biodiversidad aumenta, en otros está disminuyendo”.
Por su parte, la
profesora Isla Myers-Smith añade que “el cambio climático no tiene una única
consecuencia sobre la biodiversidad: en algunos casos puede favorecerla, y en
otros reducirla drásticamente, especialmente donde los arbustos se vuelven
dominantes”.
Finalmente, el
profesor Greg Henry, de la Universidad de Columbia Británica, destaca la
relevancia de este trabajo para el futuro del Ártico: “Las plantas son el
inicio del cambio ecológico. Si ellas cambian, todo lo demás —incluidos los
animales, los humanos y el carbono— las sigue”.
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