Seis islas de Alaska podrían formar parte de un supervolcán
Un pequeño grupo de seis islas volcánicas situadas en la cadena de las Aleutianas, en Alaska, podría ser, en realidad, un volcán gigante aún no descubierto. Al menos esta es la teoría que sostienen varios investigadores que han estudiado la zona y que presentarán sus conclusiones en la reunión de la Unión Americana de Geofísica ( AGU), que se celebra estos días.
Y, si sus sospechas son ciertas, el hallazgo podría tener importantes
implicaciones: esta formación pertenecería a la misma categoría de los volcanes
como la Caldera de Yellowstone, que han protagonizado enormes erupciones con
consecuencias desastrosas y globales.
Las Aleutianas son un archipiélago de más de 300
islas volcánicas situadas entre el mar de Bering, al norte, y el océano
Pacífico septentrional, al sur. Se dividen en varios grupos, entre ellos, el
señalado como posible volcán único e interconectado, llamado Islas de los
Cuatro Volcanes o de las Cuatro Montañas. El subarchipiélago, con una
superficie total de 545.596 kilómetros cuadrados, carece de una población
permanente. A pesar de su nombre, lo forman lo que se pensaba que eran seis
estratovolcanes: Carlisle, Cleveland, Herbert, Kagamil, Tana y Uliaga. Estos
serían, según esta teoría, un único volcán interconectado por una caldera
gigante.
Estratovolcán
contra caldera
Los estratovolcanes son lo que la mayoría de la
gente imagina cuando piensa en un volcán: una montaña cónica, empinada,
coronada con nubes y ceniza en la cima. Pueden tener erupciones poderosas, como
la del monte St. Helens en 1980 –sola primera erupción tuvo una fuerza
equivalente a la de 500 bombas atómicas como la de Hiroshima y se escuchó a más
de 300 kilómetros de distancia–-, aunque normalmente la lava no llega muy lejos
y se enfría en su paso por la ladera. De ahí que suelan ser bastante altos y
estén estratificados.
Pero estas explosiones se ven eclipsadas por las de
las calderas volcánicas, o supervolcanes: a diferencia de los estratovolcanes,
una caldera se crea cuando el depósito, que es sustancialmente más grande,
entra en contacto con la corteza terrestre. Cuando la presión del depósito
excede la fuerza de la corteza, se liberan gigantescas cantidades de lava y
cenizas, provocando una verdadera catástrofe, como ocurrió en Yellowstone hace
630.000 años (evento que consiguió modificar el clima de la Tierra).
Muchos
indicios
Ahora, científicos de varias instituciones y
disciplinas han estado estudiando el Monte Cleveland, el volcán más activo del
grupo de las Islas de las Cuatro Montañas, tratando de comprender su
naturaleza. Y, según sus pruebas, existen muchos indicios de que las islas
podrían pertenecer a una sola caldera interconectada. Además, sería incluso más
grande que el cercano Okmok, un volcán que erupcionó sin previo aviso en el
verano de 2008 en una nube de cenizas que provocó la evacuación de varias
localidades y cortes aéreos y marítimos durante días. También algunos
investigadores le echan la culpa de la caída de la República de Roma, en el año
43, debido a que sus efectos cambiaron drásticamente el clima en el Mediterráneo.
«Si se confirma, se convertiría en el primer volcán
de las Aleutianas que se encuentra bajo el agua», afirma Diana Roman,
investigadora de la Carnegie Institution for Science en Washington, y coautora
del estudio que se publicará próximamente. «Hemos estado escarbando hasta
debajo de los cojines del sofá en busca de datos», asegura Roman refiriéndose a
la dificultad de estudiar un lugar tan remoto. «Y todo lo que vemos coincide
con que existe una caldera en esta región».
A pesar de todas las evidencias recopiladas, Roman y
su compañero John Power, un investigador del Servicio Geológico de EE. UU. y
autor principal del estudio, sostienen que la existencia de la caldera en
realidad aún no está probada, y que es necesario volver a las islas y recopilar
más datos directos que avalen esta hipótesis. «Nuestra esperanza es regresar a
las Islas de las Cuatro Montañas y observar más de cerca el fondo marino,
estudiar las rocas volcánicas con mayor detalle, recolectar más datos sísmicos
y gravitacionales y tomar muestras de muchas más áreas geotérmicas», dice
Roman.
Otras
implicaciones
Esta teoría explicaría además la frecuente actividad
explosiva observada en Monte Cleveland, posiblemente el volcán más activo de
América del Norte durante al menos los últimos 20 años: ha producido nubes de
ceniza de hasta un kilómetro de altura sobre el nivel del mar, lo que puede ser
un peligro en las rutas aéreas entre América y Asia. «Este descubrimiento nos
ayuda a comprender qué es lo que hace que Cleveland sea tan activo –afirma
Power–. También puede ayudarnos a entender qué tipo de erupciones podemos
esperar en el futuro y prepararnos mejor para sus peligros».
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