Encuentran agua caliente bajo un glaciar de la Antártida
Agua caliente debajo de un glaciar en la Antártida debido al calentamiento global, es el alarmante descubrimiento realizado por un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, que plantea preocupaciones sobre el aumento del nivel del mar en el mundo.
Los especialistas investigaron un sitio de
perforación después de una tormenta de tres días que azotó el área con vientos
que alcanzaron los 92 kilómetros por hora, encontrando agua caliente, evidencia
de que el hielo se está derritiendo.
Y no solo eso: el agua a una temperatura más alta
puede a su vez contribuir al derretimiento del hielo suprayacente, con
consecuencias potencialmente desastrosas. La ciencia, como lo ha hecho durante
mucho tiempo, volvió a dar la voz de alarma.
En particular, la temperatura registrada supera los
dos grados en el glaciar Thwaiti, parte de la capa de hielo antártica
occidental. El descubrimiento se realizó en el área considerada clave para la
tasa de retirada general de un glaciar.
“Las aguas cálidas en esta parte del mundo, por
remotas que parezcan, deberían servir como advertencia sobre los terribles
cambios potenciales en el planeta causados por el cambio climático”, explicó
David Holland, quien dirigió la investigación.
“Si estas aguas causaran el derretimiento de los
glaciares en la Antártida, los cambios resultantes en el nivel del mar se
sentirían en las partes más habitadas del mundo”, alertó.
De hecho, el desastre afectaría un cuerpo de agua
que es aproximadamente del tamaño de Gran Bretaña o el estado de Florida, y que
actualmente representa alrededor del cuatro por ciento del aumento global del
nivel del mar.
Más preocupante aún, algunos científicos ven a
Thwaiti como el glaciar más vulnerable y significativo del mundo, en términos del
futuro aumento del nivel global del mar: su colapso aumentaría el nivel global
en casi un metro, amenazando con inundar las áreas pobladas existentes.
El hecho de que el glaciar se retirara ya se
conocía, pero las causas subyacentes de este cambio no se habían determinado.
Las mediciones de los científicos se realizaron a principios de enero,
utilizando un dispositivo que mide la turbulencia del agua y otras propiedades
como la temperatura, con resultados inequívocos.
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