¿Por qué los niños se obsesionan con los dinosaurios?
Lo que vamos a contar a continuación quizás te resulta muy conocido: entre los dos y los seis años de edad, aparece una obsesión un tanto extraña en los niños: los dinosaurios.
Tal como explica la web Ser Padres, de repente, quieren
alimentos con forma de dinosaurios, quieren comer lo mismo que comían ellos,
quieren que su habitación esté rodeada de dinosaurios, que el tema de su
cumpleaños gire en torno a ellos, que les vistamos con ellos en la camiseta,
pantalones e, incluso, zapatillas y, cómo no, si le preguntamos qué regalo
querrá en Navidad o en su cumpleaños, no habrá duda: un nuevo juguete de
dinosaurio.
Es algo, cuanto menos, curioso. Al final, son
criaturas del pasado, nunca podrán ver uno en directo y, además, se
caracterizan por tener un tamaño impresionante y grandes dientes. Así que, lo
lógico sería pensar que les diera miedo. Pero no, son muchos los niños a los
que les fascinan estas criaturas. En concreto, según un estudio que pasaremos a
comentar más abajo, es una obsesión que se produce en un tercio de los peques.
De acuerdo a la web especializada en psicología, La
Mente es Maravillosa, este hecho estaría relacionado con los ‘intereses
intensos’ que tiene lugar en edades muy tempranas y que, además, según ellos,
suele ser más común en niños que en niñas. Estos intereses podrían definirse
como una curiosidad desmedida por saber todo sobre un tema específico. Algo más
que un pasatiempos. “Esta atracción puede, incluso, tener ciertos rasgos
obsesivos”, argumentan.
La edad a la que empiezan esos intereses coincide
con la edad en la que se desarrolla el pensamiento simbólico, el otro principal
‘culpable’ de que los niños sientan devoción por estas criaturas. De acuerdo a
Fernando Mata Rosas, académico de la Facultad de Piscología de la Universidad
Autónoma de México, “los dinosaurios se convierten en el medio por el que los
niños ejercitan la imaginación, lo cual es en realidad una estimulación del
pensamiento simbólico que intenta entender la realidad”. Lo mismo ocurre, de
acuerdo a este experto, con los duendes, las hadas, los súper héroes… “Lo que
pretenden es sentir el control de la realidad a través de su pensamiento”,
asegura.
La opinión de los expertos no hace más que reforzar
la idea de que esa fijación con los dinosaurios es algo sano y que, incluso,
convendría que los padres alentasen. De hecho, es lo que opinan psicólogos
pediátricos consultados por la CNN, que piden a los progenitores que, si tienen
un hijo obsesionado con los dinosaurios, le lleven a museos, a parques donde
pueda encontrar fósiles, se hagan con cuento sobre estas criaturas y, en
definitiva, les alienten.
Un estudio desarrollado por la Universidad de
Indiana y la de Wisconsin llegó a la conclusión de que los niños que
desarrollan esos intereses intensos que decíamos antes, son más inteligentes
que el resto. ¿Por qué? Según sus conclusiones, se debería a que ponen más
atención y desarrollan más habilidades para poder entender ese interés casi
obsesivo.
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