Carbono negro de latitudes medias también calienta el Ártico

 

La variación primaveral de la abundancia de aerosoles de carbono negro en el Ártico está fuertemente correlacionada con la quema de biomasa en las latitudes medias, revela un nuevo estudio.

   Publicada en la revista Atmospheric Chemistry and Physics, la investigación advierte de que los modelos actuales subestiman la contribución del carbono negro procedente de la quema de biomasa por un factor de tres.

   En las últimas décadas, la temperatura media anual en el Ártico ha aumentado casi el doble de rápido que en el resto del mundo. Aunque el principal impulsor de este calentamiento es el aumento global de la concentración de dióxido de carbono, otros elementos amplifican ese calentamiento, entre ellos los aerosoles de carbono negro.

   El carbono negro emitido a la atmósfera por la combustión de combustibles fósiles y la quema de biomasa absorbe eficazmente la radiación solar y calienta la atmósfera. Además, el carbono negro depositado en la nieve y el hielo puede reducir su reflectividad y acelerar su fusión.

   Se cree que la mayor parte del carbono negro del Ártico se transporta desde regiones fuera del Ártico. Sin embargo, las estimaciones de la contribución relativa de diversas fuentes al carbono negro del Ártico y, por lo tanto, de su impacto climático aún presentan considerables incertidumbres.

   El grupo de investigación midió perfiles verticales de concentraciones de masa de carbono negro hasta 5 km de altura en el Ártico en marzo-abril de 2018, durante el Proyecto de Mediciones Aerotransportadas Polares y Simulación de Modelos Climáticos Regionales del Ártico (PAMARCMiP) dirigido por el Instituto Alfred Wegener (AWI) en Alemania.

   Las observaciones se llevaron a cabo utilizando el avión de investigación del AWI Polar 5, y la estación Nord (81,6°N, 16,7°W) como base de operaciones. Las concentraciones de masa de carbono negro observadas se compararon con las obtenidas en anteriores experimentos aéreos de primavera en el Ártico (ARCTAS en 2008, HIPPO en 2010 y NETCARE en 2015) con el objetivo de identificar los factores responsables de la variación interanual de la abundancia de carbono negro.

   Las concentraciones de masa de carbono negro en 2018 se situaron entre 7 y 23 nanogramos por metro cúbico (ng m-3), comparables a las de 2010. Por otro lado, en 2008 y 2015 se observaron valores sistemáticamente más altos en todas las altitudes hasta los 5 km. Aunque cada una de las mediciones de las aeronaves se realizó en un área y una duración de tiempo limitados, estos resultados revelan una importante variación interanual de las concentraciones de masa de carbono negro en la primavera ártica.

   El grupo de investigación descubrió que los cambios relativos en la variación interanual de las "concentraciones de masa de carbono negro integradas verticalmente" -es decir, la cantidad de carbono negro en columnas entre 0 y 5 km de altitud- eran en general coherentes con la de las actividades de quema de biomasa estimadas mediante los recuentos de incendios derivados del satélite MODIS detectados en latitudes al norte de 50ºN.

   El transporte de aire influido por las quemas de biomasa en las regiones situadas entre las latitudes 45-60ºN y las longitudes 30-50ºE y 100-130ºE (Eurasia occidental y oriental, respectivamente) fue probablemente responsable del aumento observado en los niveles de carbono negro durante la primavera ártica.

 

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