Los astronautas de la NASA que vuelvan a la luna se van a encontrar con un gran problema
Para nadie es un secreto que un viaje a la luna, o incluso el envío de cualquier dispositivo representa un riesgo y un factor de error muy grande.
Aunque la luna parece un territorio “ya conocido”
por los astronautas, un viaje a la luna sigue teniendo un gran problema y que
de momento no tiene solución.
Quizás si no habías indagado muchísimo sobre el
espacio, nunca te habías puesto a pensar ¿Qué tanta oscuridad puede haber? Y
precisamente, ese es el problema principal que presenta de momento la misión
lunar Artemisa.
Aunque si bien cuando el programa Apolo se ejecutó
no había las innovaciones de hoy, también es cierto que la misión contaba el
sol apenas unos grados por encima del horizonte. Sin embargo, la llegada tiene
otro ángulo, perdería la vista del sol, haciendo una oscuridad demasiado
fuerte.
La NASA, aunque tiene la mejor de las ilusiones;
genera un entrenamiento en el cual someten a los astronautas a los peores
escenarios posibles. Se genera un simulador de problemas del Artemisa (mucho
más fuerte que el Apolo).
El objetivo del programa es bastante sencillo,
durante el entrenamiento; los astronautas se encuentren en capacidad de generar
soluciones y adecuen su cuerpo a las condiciones en las que estarían en la Luna
en caso de consumarse la misión.
Para hacer el entrenamiento lo más parecido posible,
los astronautas se entrenan bajo el agua (con mucho peso). Se entrena en una
piscina con 40 pies de profundidad, se apagan todas las luces de la instalación
y se colocan cortinas negras en las paredes para minimizar los rayos del sol.
Con una lámpara cinematográfica, se trata de
iluminar el lugar, para intentar conocer más o menos el “hábitat” en el que se
encontraría durante este tiempo.
Si bien los Estados Unidos invierten mucho en este
programa, el anuncio de la NASA fue de que habrá que esperar hasta 2025, pero
algunos afirman que es poco probable que ocurra.
De cualquier manera, la oscuridad del frío espacio
sigue siendo el mayor temor de los astronautas y científicos, tal cual como
ocurría hace unos 50 años.
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