La Agencia Europea inaugura su nuevo centro de seguridad espacial
El nuevo director general de la Agencia Espacial Europea (ESA),
Josef Aschbacher, inauguró hoy el nuevo centro de seguridad espacial, para
mejorar la predicción de tormentas solares y evitar daños en satélites.
La nueva instalación se encuentra en el centro de control de
operaciones que la ESA tiene en la ciudad alemana de Darmstadt, cerca de
Fráncfort, en el centro de Alemania.
La meteorología espacial mide las condiciones medioambientales en
el espacio según la actividad solar y su influencia en la magnetosfera, la
atmósfera y la superficie terrestre.
Aschbach dijo que "una tormenta solar grande puede causar
daños de 15.000 millones de euros" a Europa, lo que equivale a casi 16.348
millones de dólares al cambio actual.
Incluso, una actividad solar normal podría tener un efecto costoso
en los satélites y la infraestructura terrestre, según cálculos de la ESA.
Una tormenta solar puede dañar el funcionamiento de los satélites
causando enormes daños económicos y a las infraestructuras que se usan
cotidianamente en la Tierra.
Porque el poder del Sol es enorme y altera el campo magnético
protector de la Tierra, creando tormentas geomagnéticas que pueden dañar
satélites y otras tecnologías que se usan actualmente en épocas de actividad
máxima.
El Sol es una bola de gas caliente 1,3 millones de veces más
grande que la Tierra, que emite constantemente viento solar, que es una
corriente de partículas atómicas cargadas de energía.
También libera eyecciones de masa coronal, que son explosiones de
plasma solar que es lanzado al espacio.
La llegada de rápidas nubes de plasma o corrientes de viento solar
a alta velocidad alteran el campo magnético protector de la Tierra y crean
tormentas geomagnéticas.
Un fenómeno solar extremo de este tipo puede crear daños
permanentes en la localización mediante GPS, las telecomunicaciones, las
operaciones vía satélite, el seguimiento espacial, la radionavegación, las
redes eléctricas y las redes de transporte de combustible.
Estos sistemas de satélites de navegación, de telecomunicaciones,
las redes eléctricas, los servicios de meteorología y otros sistemas de
telecomunicaciones son vitales en el siglo XXI para el funcionamiento de la
vida diaria y de la economía.
Por ejemplo, la ESA ya observa la fuerte influencia de la
actividad solar en servicios de navegación por satélite como Galileo, en el que
se han producido perturbaciones por el impacto de la meteorología espacial en
la parte más elevada de la atmósfera.
Estas perturbaciones en el funcionamiento de los satélites puede
afectar a la aviación, al transporte y a otras actividades que dependen del
posicionamiento preciso.
Los fenómenos meteorológicos espaciales pueden dañar las
comunicaciones de los satélites, la fiabilidad de su funcionamiento y su vida
útil.
Por ejemplo, los paneles solares que transforman la luz solar en
electricidad a bordo de estos satélites generarán menos electricidad, algo que
hay que tenerlo en cuenta cuando se diseñan.
El aumento de la radiación por un fenómeno meteorológico espacial
puede aumentar los riesgos para la salud de los astronautas de la Estación
Espacial Internacional (EEI) y en futuros viajes tripulados a la Luna o Marte.
EFE
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