Ojos que miran tras una bolsa de plástico
© José An. Montero. Profesor de Didáctica de las
Ciencias Sociales y la Cultura | Un hombre mira
directamente a la cámara. Como única defensa contra el coronavirus, una bolsa
de plástico azul cubre su cara. Era el 6 de mayo. La fotografía está tomado por
Themba Hadebe para AP News y forma parte de una serie titulada “Sudáfrica se
enfrenta nuevamente a la división por el virus” que formará ya parte de la
historia de estos tiempos raros.
Mira desde Sudáfrica. Desde
00la desigualdad más aguda del mundo. Sus ojos son los ojos del otro. Ojos de
un tiempo pasado de apartheid que miran presente y un futuro de pobreza. Quizá
al 24 de mayo. Quizá busque su nombre en la lista de fallecidos que publica en
su portada el New York Times. No estará. Allí sólo se recogen los cien mil
fallecidos en Estados Unidos. Harían falta algunas portadas más para recoger
los otros doscientos cincuenta mil fallecidos por la pandemia. Los muertos
siempre pesan más cuanto más al norte se encuentren.
Siempre dijeron que una
imagen vale más que mil palabras. A veces también ocurre lo contrario, mil
palabras valen más que ninguna imagen. Puestas frente a frente. Unos ojos
anónimos escondidos tras una bolsa de plástico y un lista de nombres en negrita
a los que acompañan apenas una línea biográfica como todo resto de vida. Una
sentencia final, en cursiva, continúa en la página 12. Aún no sabemos el final
de la tragedia que asfixia al planeta tras esa bolsa de plástico azul. Azul
cielo falso. Azul paraíso sin premio. Azul pobreza.
Los ojos que miran
directamente a la cámara. La tipografía lista desaparecidas y desaparecidos.
Una portada de periódico tal como siempre fueron las portadas de los
periódicos, aunque ya hayan desaparecido de la realidad y sólo existan como
simulación de la realidad. Una imagen que viene del pasado, de crisis que se
vivían al ritmo de las ediciones diarias de la prensa. Papel y plástico.
El virus recorrió el
planeta Tierra siguiendo la misma ruta que esa bolsa de plástico. Vidas que se
envuelven en plástico protector y asfixiante. Vidas en un invernadero. Más
grande o más pequeño. Vidas que se envuelven en plásticos, iglesias o banderas,
tratando de olvidar que el ser humano siempre lleva al enemigo dentro.
Dos imágenes que resumen
parte de lo vivido durante estos últimos meses. La asfixia del confinamiento,
el miedo ante lo desconocido y el abismo ante una nueva normalidad. Un día
habrá una vacuna para el virus, los periódicos dejarán de imprimirse en papel,
pero el plástico seguirá flotando en el mar trayendo otras pandemias. Vendrán
más años malos y nos harán más ciegos; vendrán más años ciegos y nos harán más
malos, dijo Ferlosio.
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