Los océanos en lunas de Júpiter y Saturno no se congelan y podrían albergar vida

 

Investigadores de las universidades de Washington y Berkeley han realizado experimentos que midieron los límites físicos de la existencia de agua líquida en mundos extraterrestres helados.

   Esta combinación de geociencia e ingeniería se realizó para ayudar en la búsqueda de vida extraterrestre y la próxima exploración robótica de océanos en lunas de otros planetas, según los autores, que publican resultados en Cell Reports Physical Sciences.

  "Cuanto más estable es un líquido, más prometedor es para la habitabilidad", dijo en un comunicado el coautor Baptiste Journaux, profesor asistente interino de ciencias de la Tierra y el espacio en la Universidad de Washington.

"Nuestros resultados muestran que los líquidos fríos, salados y de alta presión que se encuentran en las profundidades océanicas de las lunas de otros planetas pueden permanecer líquidos a una temperatura mucho más fría de lo que lo harían a presiones más bajas. Esto amplía el rango de posibles hábitats en las lunas heladas, y nos permitirá señalar dónde debemos buscar firmas biológicas o signos de vida".

   Las lunas heladas de Júpiter y Saturno, incluidas Europa, Ganímedes y Titán, son las principales candidatas dentro de nuestro sistema solar para albergar vida extraterrestre. Se cree que estas lunas cubiertas de hielo albergan enormes océanos líquidos, hasta varias docenas de veces el volumen de los océanos de la Tierra.

   "A pesar de su designación como 'canica azul', la Tierra es notablemente seca en comparación con estos mundos", dijo Journaux.

   Los océanos en estas lunas pueden contener varios tipos de sales y se espera que tengan una profundidad de alrededor de 150 kilómetros, en Europa, a más de 600 en Titán.

   "Sabemos que el agua sustenta la vida, pero la mayor parte de los océanos en estas lunas probablemente estén por debajo de los cero grados centígrados y a presiones más altas que cualquier cosa experimentada en la Tierra", dijo Journaux. "Necesitábamos saber lo frío que puede llegar a ser un océano antes de congelarse por completo, incluso en su abismo más profundo".

   El estudio se centró en la eutéctica, o la temperatura más baja a la que una solución salada puede permanecer líquida antes de congelarse por completo. La sal y el agua son un ejemplo: el agua salada permanece líquida por debajo de la temperatura de congelación del agua pura, una de las razones por las que las personas rocían sal en las carreteras en invierno para evitar la formación de hielo.

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