Una única mutación permitió al Homo sapiens generar más neuronas y aventajar al Neandertal
Un cambio en un único aminoácido de la proteína
TKTL1 -siglas en inglés de 'proteína 1 similar a la transcetolasa'- pudo
proporcionar a los humanos modernos la ventaja evolutiva sobre sus parientes
más arcaicos con los que convivieron, como el hombre de Neandertal. Esta
mutación incrementó la neurogénesis en la corteza cerebral, lo que habría
permitido al Homo sapiens generar más neuronas y ampliar potencialmente su capacidad
cognitiva, ayudándole a adaptarse mejor al cambio.
El enigma de la extinción de los neandertales no ha
dejado de cautivar a la ciencia, y la antropología evolutiva destierra de forma
cada vez más contundente la idea de que eran significativamente más 'bestiales'
que los humanos modernos. Su cerebro era del mismo volumen que el del humano
contemporáneo, eran capaces de interpretar el lenguaje hablado, manufacturaban
herramientas con habilidad y dejaron las primeras expresiones artísticas y
culturales.
Su herencia genética, de hecho, pervive entre
nosotros mediante los genes que nos legaron en los diversos eventos de
hibridización que se produjeron entre comunidades de homínidos diferentes. Sin
embargo, hay indicios de que su desarrollo cognitivo y su actividad cerebral
eran más lentos en comparación con el humano moderno. Esto les habría
dificultado la competición frente a parientes con más recursos en un entorno
cambiante, y les habría llevado a la desaparición hace 40.000 años.
Investigadores del Instituto Max Planck Institute de Biología Celular Molecular y Genética (MPI-CBG) de Dresde (Alemania) han demostrado ahora que la variante de la proteína TKTL1 que poseemos los humanos modernos solo difiere en un aminoácido con respecto a la neandertal. Sin embargo, la variación acrecienta la producción de unas células madre en el cerebro, las progenitoras gliales radiales (RGP).
Las RGP son responsables de generar la mayo parte de
las neuronas durante el desarrollo de la corteza cerebral, la parte del cerebro
relacionada con las habilidades cognitivas más evolucionadas. En concreto, esta
mutación habría llevado a una mayor producción neuronal durante el desarrollo
del lóbulo frontal del Homo sapiens, un área que controla las funciones
ejecutivas y conductuales del individuo en circunstancias como la resolución de
problemas.
La diferencia es más significativa todavía teniendo en cuenta que, entre el humano moderno y los desaparecidos neandertales y denisovanos, muy pocas proteínas han sufrido diferencias en sus secuencias de aminoácidos, sus 'bloques de construcción'. Entre los sapiens, el aminoácido que cambió de sitio es la arginina, mientras que tanto los humanos arcaicos como los primates contemporáneos poseen en ese lugar la lisina.
Para determinar los efectos de esta alteración, el
equipo de la investigadora Anneline Pinson empleó dos grupos de embriones de
ratón a los que se les introdujeron una variante u otra de la TKTL1 en el
neocórtex en desarrollo. Unos recibieron la sapiens y otros la neandertal, y la
producción de células madre RGP solo se produjo en el primer grupo. A resultas,
solo los cerebros de los ratones modificados para parecerse a los cerebros de
los humanos modernos generaron más neuronas.
El siguiente paso consistió en generar organoides de
cerebros humanos, modelos cultivados en laboratorio a partir de células madre a
los que se permite crecer hasta alcanzar un tamaño embrionario. Estos
'minicerebros' recibieron la variante neandertal de la TKTL1. "Descubrimos
que en este tipo de cerebro neandertal la producción de RGP era inferior a la
de un cerebro humano moderno en desarrollo, lo que se tradujo en una menor
cantidad de neuronas", explica Pinson.
"No podemos saber cuántas neuronas tenía
realmente el cerebro de un Neandertal", reconoce la investigadora.
"Pero podemos inferir que los humanos actuales poseen más que ellos en el
lóbulo frontal del cerebro, en donde la TKTL1 presenta mayor actividad".
El Dr. Wieland Huttner, supervisor del trabajo, va más allá. "Este estudio
implica que la producción de neuronas durante el desarrollo fetal es mayor en
los humanos modernos que en el Neandertal. Y estamos tentados de especular con
que esto impulsó las capacidades cognitivas que hoy asociamos con el lóbulo
frontal".
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