El derretimiento del Ártico permite escapar a virus desconocidos de millones de años

En la zona del archipiélago Ártico Canadiense, el cambio climático está juntando a virus y a sus potenciales huéspedes, como explica una nueva investigación publicada recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B. Cada nueva interacción aumenta el riesgo de un “desbordamiento viral”, es decir, que los patógenos pasen a huéspedes distintos. Y cada caso de propagación es una oportunidad para que un virus se vuelva mucho más peligroso.

Los virus dependen de sus anfitriones para replicarse y propagarse, sin embargo, la mayoría de los virus evolucionan conjuntamente con los organismos que los sustentan. Los anfitriones desarrollan defensas que los virus deben superar. Pero en casos de desbordamiento, donde un virus salta de una forma de vida a otra, los huéspedes carecen de una inmunidad evolucionada. Al igual que con la pandemia de covid-19, cuando un virus salta por primera vez a un nuevo huésped, los resultados pueden ser catastróficos.

En un lago alimentado por glaciares en la zona del ártico, el aumento del agua de deshielo significa que habrá más posibilidades de desbordamiento viral, dice el nuevo estudio publicado. Los investigadores tomaron muestras de sedimentos del lago Hazen, y secuenció el ARN de los virus y el ADN de los animales, plantas y hongos de su interior.

Los científicos descubrieron que, en las áreas del lago donde la escorrentía glacial es más alta, la superposición evolutiva entre los virus y los posibles organismos huéspedes es más baja, lo que indica una historia menos compartida y más oportunidades para que se produzcan cruces desafortunados. Y el cambio climático no hace más que aumentar la escorrentía en casi todos los lugares donde existen glaciares de la Tierra.

Los glaciares son hielo antiguo. A medida que se fueron formando hace miles o decenas de miles de años (o incluso hace un millón de años), se convirtieron en una especie de cápsula del tiempo de su entorno, atrapando material orgánico, rocas y patógenos en su interior. Y, a medida que los glaciares (o el permafrost) se derriten bajo el cambio climático, están liberando esas mismas cosas que habían atrapado.

“Esta es una prueba más de que el cambio climático está generando más problemas”, dijo Stéphane Aris-Brosou, autor principal del estudio y biólogo computacional de la Universidad de Ottawa. El investigador dijo que estaba sorprendido de que él y sus co-investigadores encontraran esta correlación entre la escorrentía glacial y el riesgo de que haya desbordamiento viral. Pero ahora que lo han hecho, que no te sorprenda ver un nuevo virus pandémico emerger del derretimiento de los glaciares, ya sea fúngico, vegetal o animal.

Sin embargo, Aris-Brosou quiso enfatizar que “no estamos prediciendo la próxima pandemia”. El estudio único de los sedimentos del lago no es ninguna bola de cristal. “No estamos prediciendo cuándo, dónde, en qué huésped o qué virus conducirá a la próxima pandemia, nada de eso”, dijo.

Que haya desbordamiento no significan necesariamente que vaya a producirse una pandemia, ya que la gran mayoría de los virus no infectan a las personas. Además, Aris-Brosou y sus compañeros no identificaron los virus específicos presentes en el sedimento glacial ni documentaron su paso de unos huéspedes a otros. En su lugar, adoptaron un enfoque amplio, evaluando cuánto derretimiento de los glaciares ha provocado que se mezclen varias historias genéticas dentro del lago Hazen.

De forma similar, otras investigaciones anteriores han encontrado que el cambio climático está aumentando la posibilidad de que se produzcan eventos indirectos, como obligar a los animales a vivir en diferentes hábitats. Pero el nuevo estudio es el primero de su tipo en cuantificar el riesgo de contagio mediante la secuenciación de todos los datos genéticos presentes en un entorno, según los autores del estudio. “Hasta donde sabemos, este es el primer intento de evaluar la virosfera completa de los virus de ADN y ARN, y su capacidad de propagación”, escribieron en su artículo.

Debido a que se trata de un enfoque nuevo, Aris-Brosou señaló que existen grandes limitaciones en sus hallazgos. Por un lado, no hay información disponible con la que poder compararlos. Los investigadores pudieron determinar que el riesgo de propagación aumenta con el derretimiento de los glaciares en los sedimentos del lago, pero no pueden decir cómo de alto es el riesgo de propagación viral en el lago Hazen en relación con otros lugares del mundo. “No tenemos una forma de medir la escala de todo esto en estos momentos”, dijo Aris-Brosou.

Además, debido a que secuenciaron un conjunto tan grande de información genética, sus hallazgos carecen de especificidad. En este momento, los científicos no pueden decir exactamente qué virus acechan en el fondo del lago, o incluso qué proporción de ellos siguen siendo infecciosos. Pero los científicos ya han puesto en marcha estudios de seguimiento. Aris-Brosou espera determinar cómo de estrechamente están relacionados los virus que encontraron con los patógenos actuales y si alguno es completamente nuevo para la ciencia.

No obstante, los resultados destacan un efecto secundario poco estudiado del cambio climático. A través de la quema de combustibles fósiles, estamos alterando todos los elementos de nuestro planeta, hasta las interacciones entre la vida y los virus que hay en el fondo de un lago glacial. “Somos los impulsores esenciales de esta situación”, dijo Aris-Brosou, “necesitamos pensar cuidadosamente sobre la forma en que conducimos nuestras vidas”. De lo contrario, el riesgo creciente de contagio y de nuevas pandemias es una consecuencia muy real con la que tendremos que lidiar.

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