Hallan en una cueva de Polonia herramientas de piedra de hace medio millón de años

 

Hace ya medio siglo que una serie de antiguas herramientas de piedra fueron halladas en la cueva polaca de Túnel Wielki, en Malopolska. Por aquel entonces fueron atribuidas a nuestros antepasados directos, Homo sapiens, que entraron en Europa hace unos 40.000 años, pero un nuevo análisis llevado a cabo por paleontólogos de la Universidad de Varsovia acaba de revelar algo inesperado: las herramientas son muchísimo más antiguas de lo que se creía. De hecho, según se explica en un artículo publicado en 'Scientific Reports', fueron construidas entre 450.000 y 550.000 años. ¿Pero quién deambulaba por Europa en aquél tiempo lejano?

La datación, sin ir más lejos, se corresponde bastante bien con la época de Homo heidelbergensis, la especie humana considerada como el último ancestro común de neandertales y humanos modernos (nosotros). Pero si realmente fueron ellos los constructores, significaría que el centro de Europa estuvo habitado por humanos que se establecieron allí en un momento en que el clima era especialmente duro, lo que habría requerido adaptaciones tanto físicas como culturales para poder sobrevivir al intenso frío. «Para nosotros -explica la arqueóloga Małgorzata Kot, primera firmante del artículo- éste es un aspecto extremadamente interesante de los análisis, porque podemos examinar los límites de supervivencia de Homo heidelbergensis, y observar cómo esta especie humana se adaptó a unas condiciones muy adversas«.

La cueva Túnel Wielki fue excavada en la década de 1960, pero los arqueólogos regresaron nuevamente a ella en 2016. Las capas de material recuperado se fecharon en el Holoceno, que data de hace unos 11.700 años, y el Paleolítico Medio, que se extiende hasta hace 40.000 años. Pero el arqueólogo Claudio Berto, de la Universidad de Varsovia, pensó que la datación no encajaba con lo que estaba viendo. Los huesos de animales recuperados del sitio, en efecto, tenían claramente mucho más de 40.000 años.

Dos años después, en 2018, Kot y sus colegas regresaron a la cueva. Reabrieron y ampliaron una de las trincheras, examinaron cuidadosamente las diferentes capas de material acumulado a lo largo del tiempo y recolectaron más huesos fósiles para analizar. De este modo, y aunque no hallaron restos humanos, descubrieron que, efectivamente, las capas superiores contenían huesos de animales que vivieron en el Pleistoceno tardío y el Holoceno. Pero la capa inferior era claramente más antigua, y contenía huesos de varias especies que vivieron hace medio millón de años: el jaguar europeo, Panthera gombaszoegensis; el lobo Mosbach, antepasado de los lobos grises modernos, Canis mosbachensis; y el oso de Deininger, Ursus deningeri.

Además, la misma capa de sedimento en la que aparecieron estos huesos también incluía lascas de pedernal, a partir de las que se pueden tallar objetos, así como los núcleos de piedra con los que esas lascas se golpean. Pero también, más importante, encontraron cuchillos de piedra y otras herramientas totalmente terminadas.

«El hecho de que estos elementos provienen de la misma capa que los huesos -explica Kot-, significa que su edad es muy similar, una suposición que ya confirmamos con las excavaciones realizadas en la cueva en 2018».

Antes de eso, prosigue la investigadora, sólo había dos sitios conocidos en Polonia con herramientas de aproximadamente la misma antigüedad: Trzebnica y Rusko. Pero los artefactos de la cueva de Túnel Wielki son diferentes, porque no están al aire libre, como los demás, sino en el interior de una cueva. Lo cual, según Kot, es algo realmente inesperado, porque una cosa es hallar los restos de un campamento dejados por un grupo que estaba de paso, y otra muy distinta es encontrarlos en el interior de una cueva, que sugiere una estancia más prolongada, o incluso permanente.

«Nos sorprendió que hace medio millón de años la gente de esta zona se instalara en cuevas, porque esos no eran los mejores lugares para acampar. La humedad y las bajas temperaturas, en efecto, habrían desanimado a cualquier ocupante. Por otro lado, una cueva es un refugio natural. Es un espacio cerrado que da sensación de seguridad. Encontramos rastros que pueden indicar que las personas que se quedaron allí usaron fuego, lo que probablemente ayudó a 'domesticar' estos lugares oscuros y húmedos».

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