Captan un tsunami en la atmósfera de Venus
Expertos de las universidades de Sevilla y del País
Vasco creen que la discontinuidad puede estar jugando un papel muy relevante en
la aceleración de atmósfera de este planeta
Un grupo de científicos de la Universidad de
Sevilla, en colaboración con expertos de la Universidad del País Vasco, ha
liderado el primer estudio en detalle de la evolución de la discontinuidad de
las nubes de Venus, una gigantesca onda atmosférica con aspecto de “tsunami”
que se propaga en las nubes más profundas del planeta y que, se cree, puede
estar jugando un papel muy relevante en la aceleración de la rápida atmosfera
de Venus. Las observaciones se llevaron a cabo durante más de 100 días de forma
ininterrumpida. “Esta proeza observacional ha sido posible gracias a la
colaboración de astrónomos aficionados de diversos países, que han sido los
grandes protagonistas de la campaña mundial de observaciones coordinadas con la
misión japonesa Akatsuki durante el año 2022”, explica el investigador de la
Universidad de Sevilla y miembro de esta misión, Javier Peralta.
Este trabajo, publicado en Astronomy &
Astrophysics, ha revelado también un acontecimiento realmente inesperado, ya
que las imágenes en ultravioleta tomadas durante el pasado mes de junio por la
cámara UVI a bordo de la misión Akatsuki (que nos permiten ver las nubes de
mayor altura en Venus) parecen reflejar que la discontinuidad fue capaz de
propagarse durante unas horas hasta unos 70 km sobre la superficie de Venus.
“Esto es sorprendente porque hasta ahora la discontinuidad parecía ‘atrapada’
en las nubes más profundas y nunca la habíamos observado a una altura tan
elevada”, explica Peralta.
El astrofísico Javier Peralta fue el encargado de
diseñar en 2022 la estrategia de observaciones de Venus por parte de WISPR
durante las maniobras de acercamiento/alejamiento de la nave durante los
sobrevuelos de Parker. Asimismo, participó en la interpretación física de las
observaciones, comparando las imágenes de emisión térmica de la superficie de
Venus tomadas por WISPR (NASA-Parker) y la cámara IR1 (JAXA-Akatsuki).
En esta línea, las imágenes de Akatsuki no sólo apuntan
a que la discontinuidad pudo propagarse hasta las nubes superiores de Venus,
sino que ayudan a entender las razones de este desplazamiento. En general, las
regiones donde los vientos tienen la misma velocidad que una onda actúan como
una “barrera” física para la propagación de dicha onda. Dado que los vientos
aumentan gradualmente con la altura en Venus y estos tienen velocidades
superiores a la de la discontinuidad en la cima de las nubes, ésta trata de
propagarse hacia arriba desde las nubes profundas, pero en su camino encuentra
este obstáculo y acaba disipándose. De este modo, los expertos se sorprendieron
cuando al medir los vientos de las nubes altas con Akatsuki, observaron que
eran inusualmente lentos durante la primera mitad de 2022, en varias ocasiones
más lentos que la misma discontinuidad. Y si los vientos crecen mucho más
lentamente con la altura, la discontinuidad tarda más tiempo en encontrar
regiones atmosféricas tan veloces como ella, por lo que puede propagarse a
mayores alturas.
“La medición de vientos en Venus son imprescindible
para tratar de explicar por qué la atmósfera de Venus gira 60 veces más rápido
que la superficie. Este fenómeno atmosférico se conoce como superrotación, se
produce también en la luna de Saturno llamada Titán y en muchos exoplanetas,
pero tras más de medio siglo de investigaciones seguimos sin explicarlo de
manera satisfactoria”, explica este investigador.
Este trabajo ha sido destacada por la revista
internacional Sky & Telescope.
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