Victor Glover, astronauta de la Artemis 2: “La primera persona que irá a Marte es uno de los chicos que hoy van al colegio”
Victor Glover (California, 46 años) es el flamante
piloto de la misión Artemis 2, que viajará a la Luna por primera vez en más de
50 años. También es el primer hombre afrodescendiente que irá al satélite.
Junto a él, en la cápsula espacial Orion se sentará la astronauta, matemática y
física Christina Koch, primera mujer jamás enrolada en una misión así. Y les
acompañan el canadiense Jeremy Hansen, primera persona de fuera de Estados
Unidos que volará al satélite, y, como comandante de la misión, Reid Wiseman,
quien hasta hace unos meses era el jefe del cuerpo de astronautas de la NASA.
Es una misión para la historia y Glover sabe cuánto significa para su país,
para la comunidad afrodescendiente y también para el resto del mundo. Hasta
ahora, solo 24 hombres blancos han viajado a nuestro satélite.
“En Estados Unidos aún estamos divididos y espero
que esta misión pueda ser un ejemplo de paz y cooperación entre países, pero
también entre grupos dentro de mi país”, explica, en una entrevista con EL PAÍS
realizada por videoconferencia.
Glover es hijo de un policía local y una ejecutiva.
Fue el primero de la familia en ir a la universidad, donde estudió ingeniería y
ciencia. Encontró su vocación como piloto de la Marina de Estados Unidos, donde
combatió en la Guerra de Irak en 2003 y subió de escalafón hasta convertirse en
piloto de pruebas; la antesala para ser astronauta. Finalmente, fue
seleccionado en 2013 y, en 2020, se convirtió en el primer afroamericano que
realizó una larga estancia en la Estación Espacial Internacional, la única base
humana habitada fuera de la Tierra.
Victor Glover y los demás tripulantes de la próxima
misión a la Luna: Jeremy Hansen, Christina Koch, y Reid Wiseman (de izq. a der.)
El astronauta recuerda que en 1969 hubo una gran
manifestación de la comunidad afrodescendiente en el Centro Espacial Kennedy,
desde donde se lanzaba la misión que llevaría al primer hombre a la Luna. “Pero
antes del despegue, ese mismo grupo acabó rezando por los astronautas. De
repente hubo un cambio, se encariñaron con ellos y los apoyaron. Es una lección
sobre cómo debemos pensar en esta nueva misión”, dice Glover. “Nuestra sociedad
necesita todos los momentos de reconciliación que podamos darle”, resalta.
En aquella época, se criticaba que la NASA gastase
miles de millones de dólares en mandar humanos a la Luna, mientras la comunidad
afroamericana era pobre y marginada, un argumento que sigue vigente hoy. Hay
mucha gente que se pregunta qué sentido tiene ir a la Luna cuando en la Tierra
hay tantos problemas. De nuevo, el razonamiento de Glover está perfectamente
hilado: “No creo que sea apropiado responder a esas críticas porque es verdad,
tenemos muchos problemas. Y mucha gente está harta de escuchar los beneficios
que tiene ir a la Luna. De camino al trabajo algunas veces escucho El blanquito
en la Luna, un poema de Gil Scott-Heron. Cuenta problemas que es importante
escuchar, como que no puede pagar el alquiler y que su hermana no tiene médicos
[mientras el blanquito llega a la Luna]. Me recuerda que a veces es importante
escuchar”, explica.
Sin embargo, Glover prosigue: “También puedo poner
el problema en contexto. El presupuesto de la NASA es de unos 30.000 millones
de dólares. Y esa inversión genera una actividad económica, académica, con
empresas y científicos de Estados Unidos y otros países que puede llegar a ser
de cientos de miles de millones. Así que a veces es mejor callarse y escuchar
las quejas de la gente, pero también soy consciente del enorme retorno
económico de la exploración espacial. Esta misión consume mucho dinero, pero
hay que ponerlo en contexto. Por ejemplo, cada año los estadounidenses nos
gastamos unos 4000 millones en chicle. La sanidad es cara y todo el mundo debe
tener acceso a ella. La NASA no puede solucionar todos los problemas de
nuestras sociedades, pero el dinero que gastamos en exploración espacial
ciertamente puede mejorar muchos de esos problemas”, propone.
Glover será también el primer humano que tome el
mando de la cápsula Orion, la nave diseñada para llevar astronautas a la Luna,
Marte y más allá, durante la Artemis 2, que se lanzará a finales del próximo
año. Tras el despegue, a bordo del cohete más potente de la historia, los
cuatro tripulantes comandados por Reid Wiseman escaparán de la gravedad de la
Tierra y quedarán en órbita. Será entonces cuando llegue el momento más
“importante” para el piloto Glover.
“Esta nave es capaz de llevarnos de ida y
vuelta a la Luna ella sola –detalla–. Pero hay ciertos sistemas que queremos
probar primero, especialmente los que servirán en futuras misiones para unirse
al módulo de aterrizaje en la Luna”. Una vez la cápsula Orion esté en órbita
terrestre, la última parte del cohete estará flotando cerca de ella. En ese
momento el piloto tomará los mandos de la nave. “Nos separaremos de la última
etapa del cohete, daré la vuelta a la nave para enfrentarla y haremos maniobras
como si fuéramos a atracar con ella”, describe.
Cuando se compruebe que todos los sistemas están en
perfecto estado, la Orion encenderá una sola vez sus cohetes para dejar la
Tierra, viajar más de 380.000 kilómetros hasta la Luna, sobrevolar su cara
oculta a unos 10.000 kilómetros de distancia y emprender el viaje de vuelta,
todo en unos 10 días y gobernado por el software de la cápsula, a no ser que
sea necesario que Glover tome de nuevo el mando.
Padre de cuatro hijas, el astronauta cree que la
saga de Artemis va a continuar durante mucho tiempo. “La primera persona que
viajará a Marte está viva hoy en día. Es uno de esos chicos que van al colegio
y al instituto. Serán los comandantes de una Artemis, no sé qué número. Creo
que probablemente yo seguiré vivo cuando eso suceda. Y será alucinante poder
sentarme con ellos y explicarles qué aprendí en esta misión”, concluye.
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