Detectan un potente estallido de rayos gamma que podría ser una forma nunca vista de destruir una estrella
Los astrónomos que estudian un potente estallido de
rayos gamma (GRB) con el telescopio Gemini Sur, operado por el NOIRLab de la
National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, pueden haber detectado una
forma nunca vista de destruir una estrella, según publican en la revista
'Nature Astronomy'.
A diferencia de la mayoría de los GRB, causados por
la explosión de estrellas masivas o la fusión fortuita de estrellas de
neutrones, los astrónomos han llegado a la conclusión de que este GRB se
produjo por la colisión de estrellas o restos estelares en el entorno
abarrotado que rodea a un agujero negro supermasivo en el núcleo de una antigua
galaxia.
La mayoría de las estrellas del Universo mueren de
forma predecible, dependiendo de su masa. Las estrellas de masa relativamente
baja, como nuestro Sol, se desprenden de sus capas externas al envejecer y
acaban desvaneciéndose hasta convertirse en enanas blancas.
Las estrellas más masivas arden con más intensidad y
mueren antes en explosiones cataclísmicas de supernova, creando objetos
ultradensos como estrellas de neutrones y agujeros negros. Si dos de estos
restos estelares forman un sistema binario, también pueden acabar colisionando.
Sin embargo, una nueva investigación apunta a una cuarta opción, largamente hipotetizada
pero nunca antes vista.
Durante la búsqueda de los orígenes de un estallido
de rayos gamma (GRB) de larga duración, los astrónomos que utilizan el
telescopio Gemini Sur en Chile, parte del Observatorio Internacional Gemini
operado por el NOIRLab de la NSF, y otros telescopios, han descubierto pruebas
de una colisión de estrellas o restos estelares similar a una demolición en la
caótica y densa región cercana al agujero negro supermasivo de una antigua
galaxia.
Según Andrew Levan, astrónomo de la Universidad de
Radboud (Países Bajos) y autor principal, "estos nuevos resultados
demuestran que las estrellas pueden encontrar su fin en algunas de las regiones
más densas del Universo, donde pueden verse empujadas a colisionar. Esto es
apasionante para entender cómo mueren las estrellas y para responder a otras
preguntas, como qué fuentes inesperadas podrían crear ondas gravitacionales que
pudiéramos detectar en la Tierra", añade.
Las galaxias antiguas hace tiempo que dejaron atrás
su etapa de formación estelar y tendrían pocas estrellas gigantes, si es que
queda alguna, que son la fuente principal de los GRB largos. Sin embargo, sus
núcleos están repletos de estrellas y de restos estelares ultradensos, como
enanas blancas, estrellas de neutrones y agujeros negros.
Los astrónomos sospechaban desde hace tiempo que en
la turbulenta colmena de actividad que rodea a un agujero negro supermasivo,
sólo sería cuestión de tiempo que dos objetos estelares colisionaran para
producir un GRB. Sin embargo, las pruebas de este tipo de fusión han sido
esquivas.
Los primeros indicios de que tal evento había
ocurrido se observaron el 19 de octubre de 2019, cuando el Observatorio Neil
Gehrels Swift de la NASA detectó un brillante destello de rayos gamma que duró
poco más de un minuto. Cualquier GRB que dure más de dos segundos se considera
"largo". Tales estallidos provienen típicamente de la muerte por
supernova de estrellas de al menos 10 veces la masa de nuestro Sol - pero no
siempre.
A continuación, los investigadores utilizaron Gemini
Sur para realizar observaciones a largo plazo del resplandor del GRB para
conocer mejor sus orígenes. Las observaciones permitieron a los astrónomos
localizar el GRB en una región a menos de 100 años-luz del núcleo de una
antigua galaxia, lo que lo situaba muy cerca del agujero negro supermasivo de
la galaxia. Los investigadores tampoco hallaron indicios de una supernova
correspondiente, que dejaría su huella en la luz estudiada por Gemini Sur
"Nuestra observación de seguimiento nos indicó
que, en lugar de tratarse del colapso de una estrella masiva, lo más probable
es que el estallido se debiera a la fusión de dos objetos compactos --explica
Levan--. Al determinar su ubicación en el centro de una galaxia antigua
previamente identificada, obtuvimos la primera prueba tentadora de una nueva
vía de desaparición de las estrellas".
En entornos galácticos normales, se cree que la
producción de GRB largos a partir de restos estelares en colisión, como
estrellas de neutrones y agujeros negros, es extremadamente rara. Sin embargo,
los núcleos de las galaxias antiguas son cualquier cosa menos normales y puede
haber un millón o más de estrellas hacinadas en una región de tan sólo unos
pocos años luz de diámetro.
Esta densidad de población extrema puede ser lo
suficientemente grande como para que se produzcan colisiones estelares
ocasionales, especialmente bajo la titánica influencia gravitatoria de un
agujero negro supermasivo, que perturbaría el movimiento de las estrellas y las
lanzaría en direcciones aleatorias. Al final, estas estrellas se cruzarían y
fusionarían, desencadenando una explosión titánica que podría observarse desde
grandes distancias cósmicas.
Es posible que este tipo de sucesos se produzcan de
forma rutinaria en regiones del Universo igualmente abarrotadas, pero que hayan
pasado desapercibidos hasta ahora. Una posible razón es que los centros
galácticos están repletos de polvo y gas, lo que podría ocultar tanto el
destello inicial del GRB como el resplandor posterior resultante. Este GRB en
particular, identificado como GRB 191019A, puede ser una rara excepción que
permita a los astrónomos detectar el estallido y estudiar sus efectos
posteriores.
A los investigadores les gustaría descubrir más
fenómenos de este tipo. Su esperanza es emparejar la detección de un GRB con la
correspondiente detección de ondas gravitacionales, lo que revelaría más sobre
su verdadera naturaleza y confirmaría sus orígenes, incluso en los entornos más
turbios. El Observatorio Vera C. Rubin, cuando entre en funcionamiento en 2025,
será de un valor incalculable para este tipo de investigación.
"El estudio de estallidos de rayos gamma como
éste es un magnífico ejemplo de cómo el campo avanza gracias al trabajo
conjunto de muchas instalaciones, desde la detección del GRB hasta los
descubrimientos de los resplandores y las distancias con telescopios como
Gemini, pasando por la disección detallada de los sucesos con observaciones en
todo el espectro electromagnético", afirma Levan.
"Estas observaciones se suman al rico
patrimonio de Gemini en el desarrollo de nuestra comprensión de la evolución
estelar --destaca Martin Still, director del programa NSF para el Observatorio
Internacional Gemini--. Las observaciones sensibles al tiempo son un testimonio
de las ágiles operaciones de Gemini y de su sensibilidad a eventos distantes y
dinámicos en todo el Universo".
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