Los macacos rheus machos son homosexuales
Investigadores del Imperial College de Londres
estudiaron el comportamiento sexual de 236 machos de una colonia de macacos que
viven en libertad en una isla de Puerto Rico. Encontraron que el 72% de los
machos se apareaban con individuos del mismo sexo.
La observación de una colonia de macacos durante
tres años ha demostrado que el comportamiento sexual entre machos del mismo
sexo está muy extendido y puede ser beneficioso. Los resultados, publicados en
la revista ‘Nature Ecology and Evolution’, sugieren que este comportamiento ha
evolucionado y puede ser una característica común de la reproducción de los
primates.
Las observaciones y los datos genéticos, realizados
por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido), constituyen
el primer estudio a largo plazo sobre el comportamiento sexual entre machos de
una misma especie. La investigación pone en tela de juicio la creencia de
algunos de que es un comportamiento poco común en animales no humanos o
únicamente el producto de condiciones ambientales inusuales. (Lea: Hasta los
arrecifes de coral que los científicos creían vírgenes tienen plástico)
“Encontramos que la mayoría de los machos eran
bisexuales en su comportamiento, y que la variación en la actividad del mismo
sexo era hereditaria. Esto significa que el comportamiento puede tener una base
evolutiva; por ejemplo, también descubrimos que los machos que copulaban entre
sí también tenían más probabilidades de apoyarse mutuamente en los conflictos;
tal vez este podría ser uno de los muchos beneficios sociales de la actividad
sexual entre individuos del mismo sexo”, explicó Jackson Clive, autor de la
investigación, del Centro Georgina Mace para el Planeta Vivo en Imperial.
Estos resultados reafirma que, los comportamientos
sexuales entre ejemplares del mismo sexo pueden ser comunes entre los animales
y pueden evolucionar.
Para llegar a esta conclusión, el equipo estudió a
236 machos de una colonia de 1.700 macacos rhesus que vivían en libertad en la
isla tropical de Cayo Santiago (Puerto Rico). Además de observar su
comportamiento y realizar análisis genéticos, el equipo tuvo acceso a los
registros genealógicos, que detallan el parentesco de cada individuo desde
1956.
Los investigadores registraron todas las “montas”
sociales de los 236 machos, tanto de machos con machos (comportamiento del
mismo sexo, SSB) como de machos con hembras (comportamiento de distinto sexo,
DSB). Comprobaron que las montas entre machos del mismo sexo estaban muy
extendidas: el 72% de los machos de la muestra realizaban montas entre machos
del mismo sexo, frente al 46% en el caso de las montas entre machos de distinto
sexo.
El SSB se ha observado en miles de animales
diferentes, desde insectos a pingüinos, lo que ha llevado a muchos a teorizar
sobre su causa. Estas teorías incluyen ideas sobre el establecimiento de la
dominación en los grupos, la escasez de parejas de distinto sexo y la reducción
de la tensión tras una agresión, pero se dispone de pocos datos para apoyar
cualquier teoría.
El equipo investigó varias de estas teorías con sus
datos y descubrió que, para esta colonia de macacos, el sexo entre machos
estaba fuertemente correlacionado con los “lazos coalicionarios”. Esto
significa que las parejas de machos que copulan entre sí tienen más
probabilidades de apoyarse mutuamente en los conflictos, lo que les proporciona
una ventaja en el grupoLos investigadores también estudiaron si este
comportamiento representaba una reducción del número de crías y descubrieron
que los machos que están con individuos de su mismo sexo pueden tener más éxito
en la reproducción, potencialmente debido a los beneficios proporcionados por
un mayor número de lazos de coalición.
En esta línea, el equipo también analizó si este
comportamiento era hereditario. Gracias a los datos genealógicos, descubrieron
que era heredable en un 6,4%, lo que constituye la primera prueba de un vínculo
genético con el SSB en primates fuera de los humanos. Esta cifra es similar a
la de otros comportamientos heredables en primates, como el acicalamiento y la
socialidad.
El equipo también halló cierta correlación genética
entre los machos que más montaban o montaban cuando practicaban el SSB, lo que
sugiere que estos comportamientos secundarios pueden tener una base común.
Además, el hecho de que los individuos fueran más propensos a montar o a ser
montados no se correlacionaba con su posición social, lo que sugiere que la
afirmación de su lugar en la jerarquía no es un factor importante para el SSB
en esta especie.
Aunque los investigadores advierten contra las
comparaciones directas con los humanos, afirman que su estudio cuestiona la
creencia de algunos de que el comportamiento entre individuos del mismo sexo es
un comportamiento poco común en animales no humanos o únicamente producto de
condiciones ambientales inusuales. (Lea: Un pez que se vende hace 20 años hasta
ahora es una nueva especie para la ciencia)
Por el contrario, los resultados sugieren que cierto
grado de este comportamiento puede evolucionar de forma adaptativa, dependiendo
del contexto, por lo que puede ser una característica común de la ecología
reproductiva de los primates. Hay muchos ejemplos similares de otros grupos de
primates, por lo que nuevos estudios genéticos en profundidad podrían reforzar
esta conclusión.
El investigador principal, el profesor Vincent
Savolainen, Director del Centro Georgina Mace para el Planeta Vivo del
Imperial, apunta que, “desgraciadamente, algunas personas siguen creyendo que
los comportamientos homosexuales son ‘antinaturales’ y, lamentablemente,
algunos países todavía aplican la pena de muerte por homosexualidad. Nuestra
investigación demuestra que el comportamiento homosexual está muy extendido entre
los animales no humanos”.
Los investigadores esperan seguir avanzando en el
conocimiento científico del comportamiento homosexual y explorar los beneficios
que aporta a la naturaleza y a las sociedades animales.
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