Un fabricante chino está desarrollando un motor que funciona con amoniaco

 

Casi la totalidad de la industria del automóvil lleva décadas buscando alternativas a los combustibles derivados del petróleo. Actualmente, los motores de combustión interna tienen dos vías para sobrevivir a la total electrificación del sector del transporte: el hidrógeno y los combustibles sintéticos. Sin embargo, el fabricante chino GAC está desarrollando un motor que funciona con amoníaco y que podría convertirse en la tercera vía.

Bloomberg informa que GAC ha estado desarrollando un motor de combustión interna capaz de funcionar con amoníaco. Al contener hidrógeno, pero no carbono, ofrece beneficios para la combustión con menos emisiones de gases de efecto invernadero. Cabe señalar que el amoníaco puro es diferente del que se usa en los productos de limpieza del hogar, que se disuelve con agua.

Además, por sus propias características, es un líquido fácilmente transportable a temperatura ambiente y a una baja presión, a diferencia del hidrógeno, y es mucho menos inflamable que los combustibles existentes, lo que también facilita su almacenamiento. Además, por su composición química, al quemarse produce menos emisiones que el diésel o la gasolina.

De hecho, GAC no solo ha estado investigando esta tecnología, sino que recientemente presentó un motor de 2.0 litros que funciona con amoníaco líquido y que desarrolla 161 CV de potencia. El fabricante chino afirma que este motor reduce las emisiones de carbono un 90% en comparación con los motores tradicionales, a pesar de que el amoníaco está compuesto únicamente de átomos de hidrógeno y nitrógeno, por lo que GAC podría estar combinándolo con cierto nivel de hidrocarburos.

A pesar de que todo esto suene prometedor, el amoníaco como combustible tiene una serie de inconvenientes. Es recomendable combinarlo en cierta proporción con gasolina para compensar esas condiciones en las que la baja velocidad de propagación de la llama en el amoníaco causa problemas, como cuando el motor gira a altas revoluciones, donde hay menos tiempo para que se produzca la combustión.

También conlleva ciertos problemas de infraestructura (no existen estaciones de servicio para repostar amoníaco), presenta un peligro real de inhalación que obligaría a que el repostaje de combustible se realizara con un sistema sellado como en el GNC, desprende un olor bastante intenso y poco agradable en su estado puro, y aún emite partículas contaminantes como óxidos de nitrógeno, por lo que no es del todo limpio.

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