Descubren abejas momificadas de hace 3.000 años
Cientos de abejas momificadas dentro de sus capullos
—de hace casi tres mil años— han sido encontradas en la costa suroeste de
Portugal, en un nuevo yacimiento paleontológico en Odemira.
El descubrimiento de las abejas momificadas, en el
que participa el profesor del departamento de Cristalografía, Mineralogía y
Química Agrícola de la Universidad de Sevilla, Fernando Muñiz, se ha publicado
en la revista internacional Papers in Paleontology.
En el estudio se detalla la aparición de abejas
"preparadas para abandonar sus nidos o celdas en un estado excepcional de
conservación", o momificadas, encontradas dentro sus capullos. En estos,
también han aparecido provisiones de polen del tipo Brassicaceae, es decir,
proveniente de especies herbáceas comunes, pero que demuestran su gusto
particular por una única variedad monofloral.
El buen estado de fosilización en el que se han
encontrado las abejas es, según los autores de la publicación,
"extremadamente raro", ya que
normalmente el esqueleto de estos insectos se descompone rápidamente. Así,
gracias al magnífico grado de conservación, el equipo de investigadores ha
podido determinar el tipo de abeja, su sexo e incluso el aporte de polen que
dejó la madre cuando creó el capullo.
Las abejas son uno de los grupos más importantes de
insectos polinizadores e incluyen más de 20.000 especies. Aproximadamente tres
cuartas partes de todas las especies de abejas silvestres anidan en el suelo y
pasan gran parte de su ciclo de vida bajo tierra, lo que facilita la
preservación de sus estructuras de anidación.
En el artículo publicado, los investigadores
describen densas agregaciones de miles de nidos fósiles encontrados por metro
cuadrado en el suroeste de Portugal. Estos nidos o celdas han sido asignados,
en su mayoría al icnogénero Palmiraichnus.
El registro de este icnogénero representa una
oportunidad única para estudiar en detalle la arquitectura bien conservada de
las nidificaciones y las posibles causas ambientales de muerte y entierro que
llevaron a la preservación de los especímenes hace 3.000 años.
Según el estudio, aunque la causa de mortalidad de
estas abejas momificadas encontradas sigue siendo un misterio, el agotamiento
de oxígeno debido a una inundación repentina y la consiguiente caída de
temperaturas durante la noche, podrían ser causas plausibles. La costa suroeste
de Portugal vivió en el intervalo Neoglaciar periodos ligeramente más fríos y
de mayor precipitación en el invierno, condiciones climáticas favorables para
el estudio de estos fósiles.
“Las abejas son insectos polinizadores esenciales
para los ecosistemas, de tal manera que su disminución afectaría directamente a
la biodiversidad, es decir, a las muchas especies de plantas y animales que
dependen directa o indirectamente de ellas, incluidos nosotros, los seres
humanos. Por ejemplo, se sabe que las abejas polinizan el 70 % de los cultivos
que consumen las personas y un 30 % del alimento del ganado. Actividades
humanas, como la agricultura intensiva, el uso de pesticidas e insecticidas y
el cambio climático están haciendo que, actualmente, una de cada diez especies
de abejas esté en peligro de desaparición en Europa”, subraya Muñiz.
“Conocer e interpretar las razones ecológicas tanto
de la presencia de esta población de abejas, como de su muerte y momificación
hace 3.000 años, podría ayudar a comprender y establecer estrategias de
resiliencia ante el cambio climático. Como, por ejemplo, comparar los desequilibrios
ecológicos motivados por parámetros naturales con los desequilibrios actuales y
el modo en el que están afectando a las especies actuales de abejas”, expone el
autor principal, Carlos Neto de Carvalho.
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