Teruel vuelve a ser referencia mundial por un nuevo estudio sobre los dinosaurios

El paisaje y el tipo el suelo y del entorno natural en la zona del yacimiento de huellas de Galve (Teruel) influyó de forma determinante en la forma de caminar de los dinosaurios hace unos 140 millones de años.

Así lo revela un estudio, publicado en la revista “Palaeogeography, Paleoclimatology, Palaeoecology”, realizado a partir de las huellas fósiles (icnitas) de dinosaurios encontradas en Galve. El estudio ha permitido conocer a qué tipo de dinosaurios pertenecían y cómo era el paisaje en el que se desenvolvieron.

En este yacimiento, ubicado en una zona conocida como Los Corrales del Pelejón, existen más de 40 icnitas distribuidas en siete rastros. Seis de ellos pertenecen a dinosaurios carnívoros de tres tamaños diferentes (entre 15 y 38 centímetros) y uno de pisadas de unos 35 cm producido por un dinosaurio herbívoro. Este está posiblemente emparentado con el recientemente definido Oblitosaurus bunnueli, encontrado en Riodeva (Teruel).

Pisaron el mismo suelo

En el estudio, fruto de la colaboración de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Salamanca, se concluye que los dinosaurios pisaron la misma superficie de terreno, siendo por tanto coetáneos.

Esta superficie estaba formada por arenas muy finas acumuladas en el fondo de una laguna efímera de muy poca profundidad, desarrollada en la llanura de inundación de un río, cerca de su curso. En estas arenas se reconocen además ondas dejadas por el oleaje generado por el viento, así como marcas producidas por pequeños invertebrados, que se han identificado como típicas de estos ambientes.

La mayoría de los dinosaurios carnívoros se movían aproximadamente paralelos entre sí, pero con diferentes sentidos. Esta orientación es, además, similar a la de las ondas dejadas por el oleaje, por lo que, según los científicos, estos dinosaurios caminaban posiblemente paralelos a la orilla de la laguna, mientras que el herbívoro caminaba perpendicular a estos.

Caminaban, a pesar de que podían correr

Además, mediante varias fórmulas matemáticas, se ha calculado que los dinosaurios se movían caminando a pesar de que este tipo de saurios podrían correr a grandes velocidades.

La velocidad calculada varía entre los distintos rastros. Oscila entre 5 y 8 kilómetros a la hora, aunque a juicio de los investigadores lo interesante es que se puede descartar que los dinosaurios carnívoros caminaran juntos como parte de una manada, siendo por tanto individuos solitarios.

Este estudio detallado de las icnitas abre una nueva línea de investigación en torno a cómo fue el cambio de faunas en el tránsito entre el Jurásico y el Cretácico (hace unos 145 millones de años). Las icnitas de los dinosaurios carnívoros se parecen a las del Jurásico encontradas en otras partes de Europa, aunque las correspondientes al hervíboro son más parecidas a las encontradas en la base del Cretácico europeo. Esto es muy interesante para la Paleontología de cara a poder entender si hubo un cambio considerable o no en las faunas de dinosaurios entre los dos periodos, concluye la investigación.

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