Prueban que las erupciones solares dificultan la migración de las aves
Es bien sabido
que las aves y otros animales dependen del campo magnético de la Tierra para
sus vuelos a muy larga distancia durante las migraciones estacionales. Pero,
¿cómo afectan las interrupciones periódicas del campo magnético del planeta, causadas
por erupciones solares y otros estallidos energéticos, a la fiabilidad de esos
sistemas de navegación biológica?
Investigadores de
la Universidad de Michigan (EEUU) utilizaron conjuntos de datos procedentes de
estaciones de radar meteorológico Doppler de EE UU y magnetómetros terrestres
(dispositivos que miden la intensidad de los campos magnéticos locales) para
probar la relación entre las perturbaciones geomagnéticas y las alteraciones en
la migración nocturna de aves.
De este modo,
descubrieron una reducción del 9% al 17% en el número de aves migratorias,
tanto en primavera como en otoño, durante eventos climáticos espaciales
severos. Y las aves que optaron por migrar durante tales eventos parecieron
experimentar más dificultades para navegar, especialmente en condiciones
nubladas en otoño.
Según los
investigadores, este descubrimiento, publicado en Proceedings of the National
Academy of Sciences, proporciona evidencias de relaciones hasta ahora
desconocidas entre la dinámica de migración nocturna de aves y las
perturbaciones geomagnéticas.
"Nuestros
hallazgos resaltan cómo las decisiones de los animales dependen de las
condiciones ambientales, incluidas aquellas que nosotros como humanos no
podemos percibir, como las perturbaciones geomagnéticas, y que estos
comportamientos influyen en los patrones de movimiento de los animales a nivel
de población", afirmó el autor principal del estudio, Eric
Gulson-Castillo, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la UM.
El campo
magnético de la Tierra se ve afectado periódicamente por erupciones solares que
pueden provocar vistosas auroras y que a veces interrumpen las comunicaciones
por satélite, los sistemas de navegación humana y las redes eléctricas.
Pero se sabe poco
sobre cómo esas perturbaciones afectan a los animales que dependen del campo
magnético de la Tierra para su orientación migratoria y navegación. Estudios
experimentales publicados en las últimas décadas ofrecen pruebas sólidas de que
las aves, las tortugas marinas y otros organismos se ven influidos por pequeños
cambios en la inclinación, intensidad y declinación magnética a la hora de
orientarse y desarrollar mapas de navegación.
Un estudio
reciente examinó millones de registros de anillamiento de aves y encontró que
las perturbaciones geomagnéticas estaban relacionadas con una mayor incidencia
de "vagancia" de aves migratorias, es decir, aves que se pierden
durante la migración.
Pero la mayoría
de los estudios anteriores se habían centrado estrictamente en la extensión
geográfica, la duración y el número de especies examinadas. El estudio
recientemente publicado, por el contrario, utiliza un conjunto de datos de 23
años de migración de aves en las Grandes Llanuras de EE UU para proporcionar
conocimientos más amplios.
Los
investigadores utilizaron imágenes recopiladas en 37 estaciones de radar NEXRAD
en la ruta migratoria central de las Grandes Llanuras de EE UU, un importante
corredor migratorio. La ruta migratoria se extiende a lo largo de más de 1.500
kilómetros en EE UU, desde Texas hasta Dakota del Norte.
El equipo de
investigación seleccionó esta región relativamente plana para minimizar las
influencias de la topografía montañosa o las costas oceánicas y de los Grandes
Lagos. Sus conjuntos de datos finales incluyeron 1,7 millones de escaneos de
radar del otoño y 1,4 millones de la primavera.
La comunidad de
aves migratorias nocturnas en esta región está compuesta principalmente por un
conjunto diverso de aves (passeriformes, 73% de las especies), como zorzales y
reinitas; aves playeras (charadriiformes, 12%) como playeros y chorlitos; y
aves acuáticas (anseriformes, 9%) como patos, gansos y cisnes.
Los escáneres de
radar NEXRAD detectan grupos de cientos a miles de aves migratorias y permiten
estimar la intensidad de la migración, es decir, el número de aves en cada
grupo, y medir la dirección del vuelo. También se accedió a mediciones
geomagnéticas simultáneas a través de superMAG, una colección mundial de
estaciones terrestres geomagnéticas. Los datos se recogieron de estaciones
magnetométricas cercanas a los sitios de radar meteorológico.
Los
investigadores compararon los datos de cada estación de radar con un índice
personalizado sobre perturbación geomagnética que representa el cambio horario
máximo con respecto a las condiciones magnéticas de fondo. Los científicos de
la UM Daniel Welling y Arlington Michelle Bui compilaron los datos del clima
espacial y diseñaron el índice de perturbación geomagnética.
Los datos
obtenidos se introdujeron en dos modelos estadísticos complementarios para
medir los supuestos efectos de las perturbaciones magnéticas en la migración de
las aves. Los modelos controlaron los efectos conocidos del clima, variables
temporales como el tiempo y también variables geográficas como longitud y
latitud.
"Vimos que
la intensidad de la migración disminuye bajo una alta perturbación
geomagnética", afirmó el autor principal del estudio Ben Winger, profesor
asistente en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la UM.
"Nuestros
resultados proporcionan un contexto ecológico sobre décadas de investigación
acerca de los mecanismos de la magnetorrecepción animal al demostrar los
impactos del clima espacial en la dinámica de la migración en toda la
comunidad".
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