Un buque noruego bombardeará el fondo marino argentino con cañones de aire comprimido para buscar petróleo
La semana pasada la Corte Suprema de Justicia le dio
luz verde a la exploración de petróleo off shore en el Mar Argentino. Es un
proceso de alto impacto ecológico que tendrá lugar en medio de la biodiversidad
del océano a 300 kilómetros en línea recta de la costa de Mar del Plata.
Se supone que si la petrolera Noruega Equinor, en
sociedad con Shell e YPF (35% cada uno), halla combustible en el subsuelo
marino, entonces eso representará un negocio fenomenal para la Argentina. Aún
en tiempos en que el mundo sugiere apostar por las energías renovables y no por
las fósiles, el procedimiento avanza. Pero habrá un costo para la naturaleza.
Para los expertos se trata de un impacto ambiental "manejable y
contenido". Pero ambientalistas de todas las ideologías y vecinos de la
ciudad turística denuncian que allí se cometerá un "ecocidio”.
Ese contrapunto, la confrontación de época por
excelencia, desarrollo industrial versus ecología, lleva las cosas a un punto
crucial. A pesar de las protestas contra “El Atlanticazo”, como lo llaman los
ambientalistas, un buque dotado de alta tecnología, con bandera de Bahamas, el
BGP Prospector, se encuentra en el área desde principios de octubre y prepara
sus cañones de aire comprimido para llegar hasta el fondo de mar y más allá en
un bloque conocido como CAN 100/ Pozo Argerich.
Le faltaba la luz verde operativa judicial y eso se
logró la semana pasada. El activismo ambiental presentó amparos y medidas de
todo tipo pero detener el procedimiento en la Justicia, pero la Corte entendió
que al no ver “ni hechos ni sentencias consumadas” no es pertinente ningún
artilugio jurídico contra el proceso
El barco está equipado con cañones de aire
comprimido, que crean ruidos a través de explosiones (entre 240 y 260
decibeles) que provocan impactos en más de 300 mil kilómetros cuadrados. El
ruido que genera la explosión de un solo cañón es comparable al generado por el
lanzamiento de un cohete o una explosión de dinamita submarina. Para los
conservacionistas, todo lo que vive en el mar se verá afectado por estas
detonaciones.
El procedimiento se ajusta al marco jurídico
normativo, reconocen desde el Gobierno, interesados en que se concrete la
explotación por las posibilidades económicas que implican para el país. Los
estudios ambientales tienen el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente, a
cargo de Juan Cabandié, y de la Secretaría de Lucha Contra el Cambio Climático,
cuya titular es Cecilia Nicolini. Los funcionarios no objetaron el desarrollo.
Se limitaron a confirmar que fueron presentados y cumplimentados en tiempo y
forma los estudios exigidos de impacto ambiental.
Pero la ciudadanía está en “pie de guerra”. Vecinos
de Mar del Plata y ambientalistas prometen seguir dando pelea contra “El
Atlanticazo”.
¿De qué se trata, concretamente? Dicen desde
Greenpeace, organización que se puso a la cabeza de las protestas: “A pesar del
rechazo de la población, el estado argentino y las empresas petroleras
pretenden avanzar con el desarrollo de la industria offshore de hidrocarburos
en el Mar Argentino. El Mar Argentino es un sector del Océano Atlántico
Sudoccidental que tiene una extensión de alrededor de un millón de kilómetros
cuadrados. Allí ballenas, delfines, pingüinos y muchos otros animales que lo
habitan están en peligro por la amenaza de una inminente actividad petrolera
que incluye bombardeos sísmicos constantes que se utilizan para localizar petróleo
en el fondo marino”.
Los ambientalistas creen que si la industria
petrolera avanza sería una verdadera condena para las comunidades costeras y
sus medios de vida. Sostienen que sería inevitable que derrames de petróleo
lleguen a las playas afectando a los ecosistemas marinos, los paisajes y las
economías de las ciudades. Afirman que “este proyecto no beneficia a nadie más
que a las corporaciones involucradas y sólo trae destrucción”. La industria y
el gobierno rechazan esta posición.
El viernes 20 de octubre, la Prefectura debió
obturar el paso de un velero de Greenpeace que pretendía ingresar en el área de
exploración del buque de Equinor.
“El velero Witness navegó dentro de la zona
económica exclusiva argentina rumbo a aguas internacionales con el fin de
documentar la biodiversidad del Mar Argentino. Durante el crucero, el 20 de
octubre Prefectura le recordó a la tripulación que debía mantener distancia con
el buque de prospección sísmica BGP Prospector”, dijeron desde la Organización.
“La tripulación del barco se mantuvo a la distancia permitida y en ningún
momento transgredió la zona de exclusión delimitada para la operación del buque
sísmico”, aseguraron.
Todo indica que durante el próximo verano, así como
se darán protestas ambientales mar adentro, del mismo modo sucederán
movilizaciones sociales en la ciudad de balnearia. La llegada del turismo
masivo y popular es leída como una oportunidad crucial para dar a conocer el
tema por los activistas del ecologismo. Los veranos de 2021 y 2022 ya dieron muestras
de marchas de este tipo.
El 30% de la producción global de hidrocarburos -que
su vez representa el 80% de la matriz energética primaria mundial- es
off-shore. En la Argentina, el primer pozo exploratorio off-shore se realizó en
1969, mientras que la producción mar adentro comenzó en 1989 en la cuenca
Austral.
Actualmente, la producción off-shore del país
representa el 15% de la oferta total de gas natural local. La actual
explotación en la cuenca Austral se realiza a 70 metros de profundidad y a
entre 15 y 60 km de la costa de la provincia de Tierra del Fuego.
El ex ministro de energía Juan José Aranguren dice
que tanto en el resto del mundo como en la Argentina la explotación off-shore
“se realiza aplicando adecuadas prácticas operativas que permiten contener los
riesgos de seguridad y ambientales que esta actividad productiva acarrea”.
“La inminente exploración de la cuenca Atlántica
Norte (pozo Argerich-1) se realizará a 1.500 metros de profundidad y a 315 km
de la costa de la provincia de Buenos Aires”, señala. Aranguren insiste en que
la experiencia internacional de las compañías involucradas dan garantías
suficientes de que su realización se puede concretar en "forma operacional
y ambientalmente segura".
Un objetivo climático para fines de este siglo
surgido del Acuerdo de París de 2015 propone “mantener el aumento de la
temperatura media mundial muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles
preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la
temperatura a 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo
que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio
climático.”
Se llama transición energética a los cambios
estructurales que experimentan los sistemas energéticos a lo largo del tiempo.
Para asegurar el equilibrio entre sustentabilidad, modernidad, seguridad y
asequibilidad, el consenso actual indica que la transición a nuevas modos de
obtener y consumir energía ocupará como mínimo entre dos y tres décadas. Al
final de ese período, se supone que las energías con baja huella de carbono
superarán a las de recursos fósiles y los precios de estos últimos empezarán a
caer por ausencia de demanda. "Ya no se necesitarán plataformas off
shore", explica Aranguren.
Pero mientras tanto, la demanda energética
continuará en aumento. La población global subirá 20% de aquí a 2050. Y el
producto bruto global se duplicará en el mismo período, como parte de un
proceso en el que los países en vías de desarrollo (China, India,
Latinoamérica, África) alcancen a los más desarrollados (USA, Canadá, Europa,
Japón, Oceanía).
“Si le agregamos a este contexto, la situación
particular que atraviesa nuestro país, deberíamos tratar de monetizar nuestros
recursos fósiles (y así contribuir a transformar una economía en bancarrota),
antes de que estos empiecen a dejar de ser demandados a nivel global”, opina
Aranguren. Y cierra: “Si la exploración de la cuenca en aguas profundas
resultara exitosa (existen indicios geológicos que así lo auguran), se iniciará
otro proceso, el de planificar -en función del tamaño y costo del hallazgo- su
potencial explotación dentro de una ventana de oportunidad que cada año que
pase, irá reduciendo su tamaño”. /Clarín
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