Vida microscópica viajando por el cosmos
Una nueva investigación sostiene que el polvo
cósmico podría ser responsable de la propagación de la vida por toda la
galaxia, mediante un proceso conocido como panspermia. Esta no es una idea
nueva, pero en este trabajo se ha calculado qué tan rápido podría suceder:
gracias a la presión de la radiación solar, pequeños granos de polvo que
contienen organismos vivos en el Sistema Solar pueden viajar en 9.000 años
hasta el sistema estelar más cercano, Alfa Centauri. Esto habría sucedido en el
pasado con polvo cósmico que llegó a nuestro sistema, generando los pasos
iniciales para el surgimiento de la vida.
El científico Zaza Osmanov, de la Universidad Libre
de Tbilisi, en Georgia, ha publicado recientemente en ArXiv un nuevo estudio en
el que sugiere que partículas de polvo cósmico serían las responsables de
distribuir los componentes básicos para la vida por toda la Vía Láctea: además,
logró calcular el tiempo que tardarían en viajar estas semillas de vida entre
un sistema estelar y otro.
La hipótesis no es novedosa, ya que retoma el
concepto de panspermia: el mismo propone que la vida existe en todo el Universo
y no en unos pocos sitios privilegiados, al distribuirse mediante el polvo
espacial, asteroides, cometas, planetoides o naves espaciales que transportan
contaminación por microorganismos de forma no intencional.
Sin embargo, Osmanov fue un paso más allá. Explica
en su estudio que, de acuerdo a las estimaciones realizadas, los granos de
polvo cósmico alcanzarán durante 5 mil millones de años un total de 100.000
sistemas estelares. Y concluye que, en algún momento, toda la galaxia estará
llena de partículas de polvo con elementos primordiales para la vida.
El especialista se apoya en otras investigaciones
sobre la panspermia para definir cómo podría ocurrir en la Vía Láctea. En
concreto, concluye que gracias a la presión de la radiación solar, pequeños
granos de polvo que contienen organismos vivos podrían viajar en alrededor de
9.000 años desde nuestro Sistema Solar al sistema estelar más cercano, Alfa
Centauri.
De acuerdo a un artículo publicado en Universe
Today, la velocidad del viaje es digna de destacar: nuestros cohetes más
avanzados, como el Space Launch System o el Falcon Heavy, tardarían más de
100.000 años en realizar el mismo trayecto. El científico parte del supuesto de
que las partículas de polvo pueden escapar de la atracción gravitacional de un
planeta, abandonando su sistema estelar debido a la presión de la radiación
solar.
En ese sentido, un estudio publicado en 2017 en la
revista Astrobiology explica cómo se concretaría ese proceso, determinando que
las semillas de vida viajen libremente por el cosmos. Indica que el polvo
espacial a hipervelocidad puede interactuar con el polvo terrestre, creando
poderosos flujos de impulso. Una pequeña fracción de las partículas de polvo
planetarias puede acelerarse lo suficiente como para escapar de la gravedad del
planeta.
A continuación, ya libre de la gravedad planetaria,
el polvo cósmico queda a merced de la presión de la radiación estelar. Quizás,
este mismo mecanismo es el que permitió que llegara la vida a la Tierra hace al
menos 3.500 millones de años, viajando en el polvo cósmico proveniente de algún
lejano y desconocido sistema estelar.
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