Bienvenidos al Planeta Jorge
Este 13 de marzo se cumplen 243 años del descubrimiento del planeta Urano, séptimo planeta del sistema solar, y situado a nada menos que al doble de la distancia en que se encuentra Saturno respecto de la Tierra.
Esta proeza astronómica que data de 1781 fue posible
gracias al telescopio reflector de 152 milímetros que acababa de construir el
astrónomo germano-británico William Herschel.
Lo había apuntado a la constelación de Géminis y
había observado una estrella que, se suponía, no debía estar allí. Gracias a la
potencia de su instrumento, el planeta parecía poseer un disco planetario, lo
que le hizo pensar en primer lugar que sería un cometa. Brillaba con un color
amarillo y se desplazaba lentamente.
Observándolo noche tras noche, Herschel llegó a la
conclusión de que había descubierto el séptimo planeta del sistema solar. Pidió
a otros astrónomos que confirmaran su diagnóstico, y todos estuvieron de
acuerdo con él: existía un nuevo planeta situado al doble de la distancia de
Saturno.
Herschel bautizó al planeta con el curioso nombre de
Georgium Sidus («Planeta Jorge»), en un extraño homenaje al rey Jorge III de
Inglaterra que acababa de perder parte de sus posesiones en América del Norte
por la independencia estadounidense de 1776.
El «Planeta Jorge» siguió llamándose así hasta bien
entrado el siglo XIX, a pesar de la oposición del astrónomo Johann Elert Bode,
que insistía en que Herschel debía continuar con la tradición mitológica. Si
los nombres de los planetas contiguos eran Marte, Júpiter y Saturno, el recién
llegado debía bautizarse Urano.
Bode justificaba su punto de vista en que se debía
continuar la secuencia genealógica: nieto, padre, abuelo. El bisabuelo (padre
de Saturno) era Urano, que adecuadamente personificaba al cielo estrellado.
Es curioso que Bode insistiese tanto en hacer
cambiar el nombre de Urano por uno contemplado en las convenciones, ya que él
mismo solía bautizar sus descubrimientos con nombres mucho más extravagantes
que «Jorge». Así, llamó a ciertas constelaciones «El Gato», «El Aparato
Químico», «Globo Aerostático» y «Oficina Tipográfica». El caso extremo se
produjo al bautizar Bode a una constelación con el nombre de «Los Honores de
Federico» en honor al rey de Prusia.
El astrónomo francés Lalande propuso, por su parte,
bautizar el planeta como «Herschel», aunque la idea que perduró fue la de Bode.
Aunque se dice que en 1827 el nombre de Urano ya era
muy usual en Inglaterra, hasta 1850 el Almanaque Náutico británico siguió
llamando al planeta «Jorge» en sus efemérides astronómicas. Finalmente, el
astrónomo John Couch Adams logró convencer a los editores del Almanaque para
que lo cambiaran por el nombre actual.
Urano fue visitado en 1986 por la nave Voyager 2 de
la NASA. Su distancia media del Sol es de 19,19 unidades astronómicas, orbita
el Sol cada 84,01 años y tiene un periodo de rotación de 17,24 horas. Su
diámetro es de 51.118 kilómetros –cuatro veces el de la Tierra– y tiene más de
20 satélites observados.
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