La NASA lleva una semana sin noticias de la Voyager 1

Desde hace una semana, la NASA dejó de tener noticia alguna respecto al estado y localización de la famosa sonda espacial conocida como Voyager 1, conocida por haber viajado más lejos que cualquier otro objeto fabricado por el ser humano, toda vez que se encuentra a 24 mil 700 millones de kilómetros de distancia desde su lanzamiento el 5 de septiembre de 1977.

Tras perder contacto, la dependencia decidió activar todos los esfuerzos posibles para restablecer el contacto, incluída la reasignación de recursos y una transmisión especial a ciegas desde sus antenas de alta potencia.

A esta distancia extrema, las señales de la sonda Voyager tardan alrededor de 23 horas en hacer el trayecto de ida y vuelta hasta la Tierra, un desafío que requiere antenas especializadas y sistemas complejos de comunicación.

Desde que la semana pasada se perdió la señal, tanto el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) como la Red del Espacio Profundo (DSN) de la NASA, ubicada en Robledo de Chavela (Madrid), Tidbinbilla (Canberra) y Goldstone (California), comenzaron a redoblar esfuerzos para ubicarla.

Ante esta situación crítica, el JPL tomó decisiones estratégicas, entre las que se encuentran la asignación de tiempo de antena de la Voyager 2 para reforzar la búsqueda de la Voyager 1 desde Canberra.

La estación de Tidbinbilla asume un papel crucial, ya que cuenta con un transmisor de alta potencia, el único capaz de enviar una señal de 100 Kilowatts, lo suficientemente fuerte como para llegar a la Voyager. Esta señal de rescate fue enviada con la esperanza de que llegue y, de ser así, la NASA podría recibir una respuesta en las próximas horas.

Durante los últimos meses, la Voyager 1 enfrentó varios problemas técnicos. Entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, un chip de memoria deteriorado interrumpió las transmisiones de datos científicos, un problema que los ingenieros de la NASA en el JPL lograron solventar al mover el código a otro espacio de la memoria disponible.

Además, los controladores debieron reactivar unos motores que llevaban décadas sin uso para orientar la sonda, ya que los tubos de combustible se habían obstruido debido al envejecimiento de un diafragma de goma.

Si bien estas maniobras mantuvieron a la Voyager 1 en funcionamiento, el reciente silencio desató una serie de cuestionamientos sobre su estado. Si los propulsores actuales fallaron, resulta probable que la sonda perdiera la orientación necesaria para comunicarse con la Tierra, lo cual sería un obstáculo insalvable en este punto de la misión.

La NASA acaba de enviar una transmisión de comandos basados en las últimas telemetrías recibidas, con la esperanza de que logren llegar a la Voyager 1. Si esto falla, el contacto con la Voyager podría darse por perdido, lo que pondría fin a una misión histórica.

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