Hallan el cadáver de la ballena 'más rara del mundo' en Nueva Zelanda

Nunca se ha avistado un ejemplar vivo y, hasta 2010, ni siquiera se había visto uno completo muerto. Por eso, a la ballena picuda de Bahamonde se la considera el cetáceo más misterioso del mundo. Ahora, las autoridades neozelandesas han hallado el cadáver casi intacto de lo que parece una de estas ballenas, con su hocico alargado y una silueta que recuerda a los delfines, en una playa al sureste del país.

El Departamento de Conservación neozelandés indicó en un comunicado que fueron informados el pasado 4 de julio del hallazgo del animal, un macho de unos 5 metros de largo, en la playa de Otago. Todo a punta a que se trata de un ejemplar de la misteriosa ballena, aunque esperan la confirmación del análisis de ADN.

«Las ballenas picudas de Bahamonde son una de las especies de grandes mamíferos menos conocidas de la época moderna. Desde el siglo XIX, solo se han documentado 6 ejemplares en todo el mundo, y todos menos uno procedían de Nueva Zelanda. Desde un punto de vista científico y de conservación, esto es enorme», ha asegurado Gabe Davies, jefe de operaciones del Departamento de Conservación en Otago, en un comunicado.

Si las pruebas de ADN a cargo de la Universidad de Auckland confirman el hallazgo, será la primera oportunidad de diseccionar una ballena picuda de Bahamonde. Por ello, el plan para la autopsia será cuidadosamente estudiado. Mientras, la ballena se encuentra en una cámara frigorífica para preservar los restos.

Hasta 2010, lo único que se había detectado de esta especie eran cráneos incompletos. Así fue, de hecho, como se describió por primera vez: fue en en 1874, a partir de una mandíbula inferior y dos dientes recogidos en la isla Pitt (islas Chatham, Nueva Zelanda). Esa muestra, junto con los restos óseos de otros dos ejemplares encontrados en la isla White y la isla Robinson Crusoe (Chile), permitió a los científicos confirmar la existencia de esta nueva especie. Solo después del varamiento de 2010 los científicos pudieron describir por primera vez el color de la especie. En aquella ocasión, sin embargo, no identificaron en los primeros momentos la especie que era, por lo que no se hizo una autopsia completa, algo que ahora sí ocurriría.

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