Juegos Olímpicos de París: El surfista que levita sobre las aguas
El brasileño Gabriel Medina, tres veces campeón del mundo de surf, sale disparado de una ola de cinco metros, aparece al otro lado y completamente en vertical, como si levitara por encima del agua, hace el símbolo de la victoria. Ha ganado su ronda: ya está en cuartos de final del shortboard. Pide un 10 porque su ejercicio ha sido sublime y le dan un 9.9, la mejor puntuación de la historia de los Juegos Olímpicos, pero se lleva otro premio.
Desde un barco cercano, Jerome Brouillet, fotógrafo
de la agencia AFP, capta el momento. "Pam, pam, pam, pam". Ya está.
La mejor foto de estos Juegos de París y seguramente la mejor foto deportiva
del año.
"Las condiciones eran perfectas, las olas eran
más altas de lo que nadie esperaba. Yo estaba en el barco junto a otros seis
fotógrafos y no podía ver a Medina, que estaba dentro de la ola. De repente
apareció, hice cuatro disparos y uno de ellos fue este", explica Brouillet
que se ríe de quien asume que fue Photoshop o Inteligencia Artificial y resta
mérito de su toma: "No fue una fotografía difícil. Sólo había que calcular
el momento y el lugar por dónde Medina saldría de la ola. Ha tenido
repercusión, pero estoy seguro que mis compañeros fotógrafos, con los que estaba
en el barco, no la recordarán la semana que viene".
LA VIRALIZACIÓN Y SUS MOTIVOS
"Me sorprendió la repercusión, en redes
sociales he tenido muchas interacciones", añade Brouillet, cuya
instantánea en Teahupo'o, en Tahití -sede olímpica de estos Juegos-, apareció
casi de inmediato en centenares de medios de comunicación del mundo, entre
ellos en la retransmisión en vivo de la ESPN, por lo que tuvo mucho impacto en
Estados Unidos.
El gesto tranquilo de Medina, consciente de su
victoria tiene fuerza, pero el valor de la fotografía reside en su apariencia
engañosa: el surfista parece que está de pie en tierra firme, la tabla también
está recta e incluso la cuerda aparece completamente horizontal. Todo encaja
para el fenómeno. También, si se conoce, la historia de Medina.
DOS RUPTURAS, UNA DEPRESIÓN
Porque hasta alcanzar su momento dorado, hasta
protagonizar la mejor foto de los Juegos, tuvo que pasar por lo suyo. Nacido en
Maresías, un pequeño pueblo de costa cerca de Sao Paulo, Medina empezó a nadar
después del divorcio de sus padres y de que su hoy padrastro, Charlao, le
enseñara el deporte a él y a sus hermanos -la pequeña, Sophia, también es
profesional-.
Entrenado por Charlao, empezó a triunfar muy pronto
-a los 14 años ya tenía sponsors- y logró tres Mundiales (2014, 2018 y 2021),
pero después de los Juegos de Tokio 2020 entendió que necesitaba un cambio.
Trabajar con otro técnico, evolucionar en su surf, crecer como deportista. Y
esa intención, en principio lógica, acabó derivando en una crisis personal. Cuando
informó a Charlao de sus planes, hubo una discusión y durante meses perdió el
contacto con él y con su propia madre. Al mismo tiempo, Medina se separó de su
mujer, la modelo Yasmin Brunet, y el cúmulo de rupturas le alejó de las tablas.
Entre 2021 y 2022 estuvo más de un año sin competir.
"Antes de parar, iba a competiciones y lloraba
de camino al agua. Estaba tranquilo, no hablaba con nadie, intentaba
concentrarme en mi trabajo, pero no era fácil. Al final me tomé un tiempo. No
es un secreto, sufrí una depresión y empecé a tratarme con un profesional. Me
daba miedo porque todo dejó de tener sentido para mí", comentaba Medina
que, después de la terapia, regresó a la competición y se preparó para coger la
ola que le llevaría a la fama en los Juegos de París, a protagonizar la foto
deportiva del año. El oro le espera cuando se se pueda disputar la fase final,
de momento aplazada por el exceso de viento.
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