Un turista español muere en Sudáfrica pisoteado por un elefante
Un vecino de Ejea de los Caballeros (Zaragoza) murió
el pasado fin de semana al ser pisoteado por un grupo de elefantes mientras
participaba en un safari fotográfico en el norte de Sudáfrica.
El delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán
confirma que los hechos sucedieron el pasado domingo en el Parque Nacional de
Pilanesberg, a poco más de 160 kilómetros de Pretoria, la capital ejecutiva del
país. Hasta allí se ha desplazado un representante del consulado español, para
gestionar la repatriación del cuerpo.
La víctima es Carlos Luna, un hombre de 43 años,
natural de Ejea, donde trabajaba como encargado de la contrata de limpieza
viaria, adjudicada a la compañía Acciona.
En el momento del ataque, según han confirmado
fuentes policiales consultadas por AFP, el fallecido estaba junto a su pareja,
a la que había ido a visitar durante unas semanas, y otras dos mujeres, todas
de Johannesburgo. Ellas, que han salido ilesas del asalto, trataron de advertir
a Carlos del riesgo que estaba tomando, pero él "al ver a tres elefantes y
tres crías, decidió detener el vehículo y abandonarlo para tomar
fotografías", explica Sabata Mokgwabone, portavoz del cuerpo de seguridad
sudafricano.
Desde la Junta de Parques y Turismo del Noroeste de
Sudáfrica, añaden que "a pesar de las advertencias de sus compañeros de
viaje y de los ocupantes de otros dos vehículos que estaban en el lugar del
avistamiento, Luna siguió hacia adelante. Así, llamó la atención de la
matriarca, de la que, pese a ser atacado, logró huir en un primer momento. Sin
embargo, el resto de la manada se sumó a la acometida, pisoteándolo hasta la
muerte."
La Junta, que ha mostrado sus condolencias a la
familia y amigos del fallecido, ha explicado en su comunicado que "a los
turistas se les enseña la importancia de permanecer en el interior del
vehículo, respetar la distancia con animales, permitirles el paso prioritario y
salir al exterior solo en áreas especialmente designadas".
Un trabajador de laempresa B Travel CATAI, que
organiza safaris de esta índole, consultado por EL MUNDO, asegura que "lo
que hay que tener es un poco de sentido común. En nuestras expediciones no
permitimos que ningún turista abandone el vehículo sin la autorización de sus
responsables, que suelen ir armados con tranquilizantes para evitar que pueda
ocurrir una desgracia". Cabe reseñar, que Carlos Luna no contrató los
servicios de esta compañía para su expedición en Sudáfrica.
Pieter Nel, director de conservación de la junta, ha
expresado que el ataque puede deberse a que la matriarca de la manada,
responsable del cuidado de las crías, pudo sentirse "agitada" ante un
acercamiento extralimitado por parte del hombre. "Muchos turistas no son
conscientes de los riesgos y no se dan cuenta de lo peligrosos que pueden ser
estos animales".
Por otro lado, a través del medio sudafricano
Newzroom, ha descartado que se vaya a tomar alguna medida sobre el mamífero, ya
que, a su juicio, que los paquidermos abandonasen el lugar inmediatamente
después del ataque demuestra que "fue un acto de puro instinto
natural", impulsado por la necesidad de defender a sus crías de un posible
ataque.
La web del Parque de la Naturaleza de Cabárceno
(Cantabria), en la que se encuentra la mayor reserva de elefantes africanos de
toda Europa, recoge que estos mamíferos viven en una "sociedad matriarcal
de estructura muy compleja, dirigida por la hembra de mayor edad, que tiene a
su cargo a las hembras adultas y crías menores de 14 años, a quienes no duda en
proteger de todo peligro".
Los ataques de estos animales suceden con frecuencia
en esta región de África. En el año 2021, un presunto cazador furtivo también
fue sorprendido por uno de estos paquidermos en el famoso parque de Kruger.
Además, durante el pasado año, al menos 50 personas murieron y 85 resultaron
heridas al ser atacados por animales salvajes, la mayoría elefantes, en
Zimbabue, uno de los países fronterizos de Sudáfrica.
Pilanesberg y otros parques del país piden a los
turistas que visitan las reservas que mantengan las ventanas cerradas y no se
bajen de sus vehículos.
Según varios vecinos de Ejea, Luna no era muy
conocido en la localidad, de hecho, al preguntar por él, muchos afirmaban no
reconocer su rostro. Trabajaba como responsable de limpieza viaria y
anteriormente ocupaba un cargo de vendedor en el concesionario Evelio Suero, el
único lugar en el que han podido aportar alguna declaración sobre su
personalidad. Así, un antiguo compañero de este establecimiento explica a este
periódico que Carlos "era una gran persona y un muy buen trabajador,
aficionado a las bicicletas y la fotografía. Emprendió el viaje en solitario,
para visitar a su pareja".
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