JAPÓN entra en máxima alerta por la amenaza de un inminente MEGATERREMOTO
Por primera vez, Japón ha emitido una alerta ante la
posibilidad de un megaterremoto, después de que un terremoto de magnitud 7,1
sacudiera el país el jueves, sin dejar grandes daños.
La agencia meteorológica de Japón informó que los
riesgos de que ocurra un terremoto de gran magnitud alrededor de la fosa o
depresión de Nankai, que corre a lo largo de la costa del Pacífico, se han
vuelto más altos de lo normal, emitiendo el primer aviso de este tipo.
Un grupo de asesores que estudia la fosa de Nankai
dijo que las posibilidades de que ocurra un megaterremoto después de un
terremoto de magnitud 7 eran ahora más altas que lo habitual. Los terremotos de
magnitud mayor a 8 son considerados megaterremotos.
De acuerdo con las previsiones, el próximo
megaterremoto con origen en la fosa de Nankai podría ser de hasta 9,1. Un
eventual megaterremoto que disparase un gran tsunami podría dejar de cientos a
miles de víctimas y pérdidas millonarias en Japón.
Aunque el aviso no incluye órdenes de evacuación, el
Profesor Naoshi Hirata, de la Universidad de Tokio, quien preside el grupo de
asesores, dijo en una conferencia de prensa que los residentes en áreas que
podrían ser afectadas por el desastre deberían revisar la preparación rutinaria
ante posibles terremotos y permanecer alertas durante aproximadamente una
semana.
La fosa de
Nankai se encuentra frente a la costa suroeste del Pacífico japonés y se extiende
por aproximadamente 900 km, donde la placa filipina converge bajo la placa
euroasiática. Las tensiones tectónicas acumuladas en la zona podrían provocar
un megaterremoto aproximadamente una vez cada 100 a 150 años, según
estimaciones.
Previamente, el gobierno de Japón había predicho una
probabilidad del 70-80% de que ocurriera un terremoto de magnitud 8 a 9 a lo
largo de la fosa en los próximos 30 años, y una estimación de 2012 muestra que
el número de muertes podría alcanzar hasta las 323.000.
En 2017, la agencia meteorológica japonesa comenzó a
operar un sistema de información especial sobre la actividad sísmica de la fosa
de Nankai, que se activa cuando un terremoto de magnitud 6,8 o superior golpea
áreas donde se pronostican megaterremotos o cuando se observan movimientos
inusuales de la corteza en los límites de las placas.
El más reciente terremoto con origen en la fosa de
Nankai ocurrió en 1946, cuando un movimiento de magnitud 8 provocó un tsunami
con olas de casi 7 metros y dejó más de 1.300 muertos.
Japón es reconocido como uno de los países más
sísmicamente activos del mundo y la clave de esta frecuente actividad se
encuentra en la ubicación geográfica del país, asentado en el "Anillo de
Fuego" o "Cinturón de Fuego" del Pacífico.
El Cinturón de Fuego del Pacífico es una vasta y
prominente zona geológica en forma de herradura que se extiende por unos 40.000
kilómetros a lo largo de las costas del océano Pacífico. Este cinturón es
famoso por su intensa actividad sísmica y volcánica, albergando aproximadamente
el 75% de los volcanes activos del mundo y siendo el escenario de alrededor del
90% de los terremotos del planeta.
Hasta el momento, los científicos no han encontrado
una manera de predecir un terremoto. Sí existen diversos estudios cuyo objetivo
era conseguir alguna herramienta previsora, pero no han sido fructíferos.
Únicamente se ha conseguido delimitar geográficamente las zonas sísmicas
peligrosas, es decir, aquellos lugares con mayor probabilidad de que se
produzca un temblor.
Tampoco hay respuesta exacta a si el clima o ciertos
animales pueden prevenir el terremoto. Aunque existen algunas evidencias al
respecto, aún no hay una contestación afirmativa o negativa a esa cuestión.
Sin embargo, un reciente estudio del Instituto de
Tecnología de Massachusetts (MIT) sugiere que eventos climáticos extremos como
fuertes nevadas y lluvias también podrían tener un papel importante en la activación
de algunos terremotos.
El estudio, publicado en la revista Science
Advances, indica que episodios de nevadas y lluvias intensas contribuyeron a
una serie de terremotos recientes en el norte de Japón. Esta investigación es
pionera en demostrar que las condiciones climáticas pueden iniciar algunos
sismos.
Según los investigadores, la acumulación de nieve y
otras cargas ambientales en la superficie afectan el estado de estrés
subterráneo, y el momento de los eventos de precipitación intensa está bien
correlacionado con el inicio de esta cadena de terremotos.
Aunque este estudio abre un nuevo capítulo en la
comprensión de los terremotos, es crucial recordar que la predicción precisa de
terremotos sigue siendo un desafío que la ciencia aún debe superar.
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