HISTÓRICO | La NASA confirma que la Tierra tiene un tercer campo energético oculto
Hace 60 años, los científicos propusieron una hipótesis que hablaba de la existencia de un débil campo de energía que englobaba nuestro planeta. Su descubrimiento prometía revolucionar nuestra comprensión de las dinámicas que afectan a las capas altas de nuestra atmósfera.
Pues bien, un equipo de investigadores acaba de
confirmar la existencia de este campo de energía, el llamado campo ambipolar.
El campo ambipolar es un campo eléctrico que genera
un intenso viento de partículas en la zona de los polos. El campo dirige este
viento desde nuestra atmósfera hacia el espacio exterior.
Este campo se uniría a los dos ya conocidos, el
campo gravotatorio y el campo magnético de nuestro planeta, el ambipolar ha
sido también denominado el “tercer campo” de la Tierra. Y podría ser tan
importante para la vida como los dos primeros. También ha sido descrito como
“un agente del caos”.
“Cualquier planeta con una atmósfera debería tener
un capo ambipolar,” explicaba en una nota de prensa Glyn Collinson, miembro del
equipo responsable del descubrimiento. “Ahora que por fin lo hemos medido,
podemos empezar a aprender cómo ha moldeado nuestro planeta y otros a lo largo
del tiempo.”
La historia del descubrimiento comienza en el año
1968. Durante los primeros años de la exploración espacial, las tripulaciones
comenzaron a apreciar un viento supersónico de partículas que salían disparadas
hacia el espacio. Los expertos entonces postularon la posibilidad de que un
campo oculto fuera el que impulsaba estas partículas.
Efecto en la atmósfera. Este campo haría que la
atmósfera se hinchara en los polos. Pese a tratarse de un campo débil, el campo
ambipolar es capaz de vencer al campo gravitatorio y acelerar iones de
hidrógeno a velocidades supersónicas hacia el exterior.
Pero también es capaz de elevar iones más pesados,
como los de oxígeno. Como consecuencia, este campo hincha la atmósfera en los
polos más allá de lo que la gravedad permitiría en principio.
La misión Endurance (nombre que referencia al famoso
buque) despegó en mayo de 2022 desde el archipiélago noruego de Svalbard. El
vehículo principal de la misión era un pequeño cohete suborbital que despegó
hasta una altura de 768.03 kilometros antes de completar una misión de 19
minutos y acabar estrellado en el mar de Groenlandia.
A una altura de unos 518 km, los instrumentos del
vehículo captaron un pequeño diferencial eléctrico de aproximadamente 0,55
voltios. El equipo explica que, pese a ser un voltaje equiparable al de una
pila de reloj, este diferencial era suficiente como para explicar la existencia
del viento polar.
Los detalles y resultados de este experimento han
sido ahora publicados en un artículo en la revista Nature.
Mucho por investigar. La misión ha confirmado la
existencia de este campo, pero es muy poco lo que sabemos aún de él, explican
los responsables del trabajo. Por ahora solo es posible especular con cómo esta
fuerza ha moldeado nuestra atmósfera, nuestros océanos o incluso la vida en
nuestro planeta.
Harán falta nuevas investigaciones hasta que podamos
atisbar la relevancia del tercer campo de nuestro planeta, el “agente del caos”
capaz de contrarrestar la gravedad y ser percibido desde los vehículos espaciales.
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