Los osos polares… en realidad no son polares
Existen muchas especies de animales que viven en el Ártico en la actualidad. Sin embargo, una de ellas lleva tiempo siendo un quebradero de cabeza para la comunidad científica, ya que su adaptación a las condiciones del área alrededor del Polo Norte de la Tierra son realmente excepcionales. ¿Quieres conocerla?
Todos conocemos las diferencias básicas entre los
osos pardos, científicamente denominados como Ursus arctos, y los osos polares,
conocidos como Ursus maritimus. Sin embargo, quizás no sabías que estos últimos
han evolucionado a partir de los primeros y esto ha sucedido no hace demasiado
tiempo. Un artículo publicado en la revista científica BMC Genomics nos habla
acerca de los detalles que han sido descubiertos.
Fue hace alrededor de 70.000 años cuando algunos
ejemplares de osos pardos comenzaron a desligarse de su linaje y desarrollaron
nuevas adaptaciones para soportar el clima extremo y las condiciones de vida en
el Ártico. Según el estudio mencionado anteriormente, algunas de estas
adaptaciones resultaron clave para su supervivencia. Entre las más importantes
podemos destacar:
La aparición de una segunda capa de pelo. Los osos
polares cuentan con una capa de pelo cercana a la piel, pero también con una
capa de pelos más largos conocidos como pelos protectores y que actúan como un
chubasquero.
Son capaces de consumir grandes cantidades de
colesterol, procedentes de la grasa de animales como ballenas o focas, pero sin
dañar su sistema cardiovascular.
Eso sí, lo que aún no se tiene claro es cómo y donde
los osos polares comenzaron a dar el salto desde sus parientes marrones hasta
los animales que conocemos en la actualidad y que pueblan el Ártico. Un estudio
publicado en la revista científica BMC Genomics analizó el genoma de 119 osos
polares, 135 osos pardos y 2 osos polares fosilizados para descubrir que el
proceso no habría sido rápido, sino algo más gradual.
Y fueron tres genes, APOB, LYST y TTN, los que
aparecen en los osos polares actuales y no en sus ancestros, estando
relacionados con funciones cardiovasculares, metabolismo y pigmentación. Estos
genes serían la clave para su evolución a partir del final de la última edad de
hielo. Michael Westbury, en declaraciones recogidas en el medio Popular Science,
asegura que:
Asumo que copias de estos genes son encontradas en
la mayoría de animales, pero podrían ser las variantes específicas en el oso
polar las que les permitiesen vivir en el Ártico. No hemos buscado si otros
animales del Ártico tienen las mismas variantes, pero esto sería interesante
para un posterior estudio.
..
Comentarios
Publicar un comentario