Una pomada hace invisibles a los ratones
El mundo de la ciencia está de enhorabuena con el
último descubrimiento científico de la comunidad: una pomada a base de un
colorante que puede volver transparentes tanto la piel como los cráneos de los
ratones vivos. Concretamente, este importante avance procede de un equipo de
expertos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), y ha sido publicado en
la prestigiosa revista Science.
Algunos colorantes, que son especialmente eficaces
absorbiendo la luz y volviendo los objetos opacos, pueden servir también para
igualar los índices de refracción de algunos materiales, volviéndolos transparentes.
“Algo muy creativo de este artículo es que, para lograr la transparencia,
utilizan unas moléculas que absorben mucha luz y la bloquean”, explica Martín
López, investigador del Instituto de Óptica del CSIC, a El País.
“Combinamos
el colorante amarillo, que es una molécula que absorbe la mayor parte de la
luz, con la piel, que es un medio de dispersión. Individualmente, estas dos
cosas impiden que la mayor parte de la luz las atraviese, pero juntas, nos
permitieron hacer transparente la piel del ratón”, afirma Zihao Ou, profesor de
física de la Universidad de Texas en Dallas y coautor del estudio. Uno de los
colorantes que se pensó que podría ser interesante para provocar dicho efecto
fue la tartracina, empleada en muchos alimentos para conseguir tonos
amarillentos, y conocido más comúnmente como ‘Amarillo 5′.
Al introducirla en agua, observaron cómo sus
moléculas se estructuraron de forma que igualaron los índices de refracción del
entorno, impidiendo la dispersión de la luz y dando como resultado la
transparencia. El siguiente paso fue probarlo en pechugas finas de pollo y, al
incrementar la concentración de la tartracina, el índice de refracción de los
fluidos dentro de las células musculares subió hasta igualar el de las
proteínas de los músculos. Y, de buenas a primeras, las pechugas se hicieron
transparentes.
De ahí pasaron a ejecutar las pruebas en ratones
vivos, comenzando por el cráneo. Después de unos minutos, una vez que la pomada
entró en la piel del animal, se volvió completamente transparente, dejando ‘al
desnudo’ los vasos sanguíneos. El siguiente paso sería aplicarla sobre el
abdomen, que se fue haciendo invisible hasta dejar ver las contracciones del
intestino. Una vez que se enjuagó la piel y los animales recuperar su opacidad,
los investigadores no observaron indicios de que la sustancia les resultara
dañina. Por otro lado, cualquier exceso de sustancia se excretó en los desechos
en un máximo de 48 horas.
Este descubrimiento, todavía en desarrollo, abre una
puerta a un futuro uso en seres humanos, según defienden los investigadores.
Sin necesidad de cirugía alguna, se podrían realizar una gran variedad de
diagnósticos médicos, tales como la localización de lesiones en músculos, la
detección de cánceres o el control de trastornos digestivos.
“Esta
tecnología también podría hacer que las venas sean más visibles para la
extracción de sangre o facilitar la eliminación de tatuajes con láser”, añade
Guosong Hong, experto en ingeniería de materiales de la Universidad de
Stanford. Ahora, los expertos creen que inyectar el tinte daría como resultado
una visión más profunda dentro de los organismos, algo para lo que habrá que
seguir investigando.
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