Descubren criaturas gigantes en las profundidades de los volcanes submarinos
Un equipo internacional de investigadores, encabezado por Monika Bright y Sabine Gollner, ha hallado animales vivos en el subsuelo de las fuentes hidrotermales de la dorsal del Pacífico oriental, un piso por debajo de uno de los lugares más extremos del planeta en los que la vida se abre paso.
Los
autores hicieron descender un robot submarino hasta los 2.515 metros de
profundidad, junto a las aberturas que expulsan agua a 400 ºC que se mezcla con
las corrientes gélidas del fondo, con la intención de estudiar si las larvas de
los gusanos tubícolas que viven aquí sin oxígeno pueden viajar por las grietas
bajo el suelo para colonizar las fuentes de la superficie. Pero algo no salió
como planeaban.
Como
la estrategia para encontrar las larvas no estaba funcionando, el equipo
decidió improvisar y levantar una de las piedras haciendo que el robot usara
una barra de acero para hacer palanca. “Volteamos la pequeña roca de lava y
descubrimos que hay cavidades debajo de estos respiraderos hidrotermales”,
explica Gollner. Pero la sorpresa no era esa. “Las cavidades estaban llenas de
fluidos cálidos y contenían todo tipo de animales, incluidos gusanos tubícolas
de medio metro de largo”.
El
investigador malagueño Salvador Espada-Hinojosa, que forma parte del equipo, se
encontraba a bordo del buque de investigación Falkor (too) en aguas abiertas
del océano Pacífico el día del descubrimiento. “Encontramos animales vivos adultos
viviendo ahí abajo”, explica. “La sala de control se llenó de vítores, mientras
los dos pilotos seguían trabajosamente operando la barra de hierro para poder
recuperar los grandes trozos de basalto y traerlos a bordo del buque
oceanográfico”. “Fue un momento fantástico, no podía creer lo que veía”,
recuerda Gollner. “Supe de inmediato que habíamos descubierto algo importante”.
Los
detalles del hallazgo se describen este martes en un artículo de la revista
Nature Communications y permiten a sus autores escribir, no solo la forma en
que las larvas de las comunidades del fondo marino pueden asentarse en estos
hábitats, sino la compleja conectividad que existe entre el fondo marino y los
ecosistemas del subsuelo.
“Descubrimos que los animales únicos de las
fuentes hidrotermales no solo viven en el fondo marino, sino que su hábitat se
extiende hasta las cavidades de la corteza terrestre”, detalla Gollner a
elDiario.es. Ahora queda conocer hasta qué profundidad pueden extenderse,
puesto que la forma en que la lava crece y se enfría genera una sucesión de
capas en vertical bajo el suelo como si fueran los pisos de un edificio.
Para
entender el alcance del descubrimiento, hay que saber primero que estos gusanos
tubícolas, mejillones y caracoles que viven en las fuentes hidrotermales del
fondo oceánico, en la más completa oscuridad, fueron una sorpresa para los
científicos en la década de 1970. “Al principio se pensó que estas criaturas
que viven a casi 3.000 metros de profundidad, vivían de los nutrientes que caen
desde la superficie”, explica Juan Junoy, zoólogo de la Universidad de Alcalá
(UAH) que no ha participado en el estudio. Pero se descubrió que no, que
realmente era un ecosistema autosuficiente, no dependiente del sol, puesto que
son animales quimiotróficos, capaces de sintetizar materia orgánica a partir de
la reducción fundamentalmente de sulfuros“.
Ahora
sabemos que no solo son los gusanos tubícolas, sino que también hay varios
pisos inferiores con vida animal, esperando revelar sus secretos
“Esta forma de crear materia viva, la
quimiosíntesis, es anterior a la fotosíntesis, y fue la forma en la que se
originó la vida en el planeta”, señala Espada-Hinojosa, que trabajaba en la
Universidad de Viena en el momento de la investigación, hace ahora un año.
“Ahora sabemos que no solo son los gusanos tubícolas que se ven al
sobrevolarlos desde el submarino, sino que también hay varios pisos inferiores
con vida animal, esperando revelar sus secretos”, subraya.
A
2.500 metros de profundidad bajo el gran océano, el peso del agua sobre ti te
aplasta literalmente, explica Espada-Hinojosa. En contraste con el chorro que
sale de las entrañas del volcán submarino, el agua alrededor de las fuentes
hidrotermales está tan fría que se congelaría si no fuera por estas 250
atmósferas de presión, añade. “En esa pequeña zona en la que la mezcla lleva a
temperaturas conquistables para la vida, es donde brotan los oasis de gusanos
tubícolas y de mejillones y almejas gigantes que, gracias a su ayuda mutua con
bacterias quimiosintéticas que cobijan dentro de ellos, consiguen hacer materia
viva sin utilizar la luz del sol”.
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