Hallan tejido blando de un plesiosaurio

Un estudio de la Universidad de Lund revela la estructura de la piel de estos reptiles marinos del Jurásico

Un equipo de científicos de la Universidad de Lund ha logrado un avance sin precedentes en el estudio de los plesiosaurios, al analizar por primera vez el tejido blando fosilizado de uno de estos antiguos reptiles marinos. El fósil, de 183 millones de años, fue hallado en Holzmaden, Alemania, y ha permitido conocer detalles sobre la apariencia y adaptaciones biológicas de estos animales.

El estudio, publicado en la revista Current Biology y liderado por el geólogo Miguel Marx, utilizó avanzadas técnicas de análisis para identificar la piel lisa en la región de la cola y escamas en el borde trasero de las aletas, proporcionando información sin precedentes sobre su estructura corporal.

Un mosaico de piel lisa y escamosa para la velocidad en el agua

Los plesiosaurios fueron grandes reptiles marinos que habitaron los océanos entre hace 203 y 66 millones de años. Con una anatomía que los hacía únicos, se desplazaban utilizando cuatro grandes aletas, de forma similar a las tortugas marinas. Aunque su esqueleto ha sido ampliamente estudiado, la falta de tejidos blandos en el registro fósil ha dificultado durante décadas conocer su apariencia externa con precisión.

Los resultados del estudio han revelado que los plesiosaurios combinaban zonas de piel lisa y áreas escamosas en distintas partes del cuerpo. La piel lisa favorecía un desplazamiento hidrodinámico más eficiente, permitiendo una mayor velocidad y facilitando la caza de presas como peces y calamares. En contraste, las escamas en las aletas podrían haber proporcionado estabilidad adicional en la navegación por fondos marinos irregulares.

Un hallazgo excepcional en la paleontología

El descubrimiento del fósil en extraordinario estado de conservación ha sido clave para el estudio. “El tejido blando fosilizado, como la piel y los órganos internos, es excepcionalmente raro”, explicó Marx. Gracias a las tecnologías actuales, los investigadores pudieron observar incluso células individuales de piel, preservadas tras 183 millones de años. “Fue increíble visualizar las células en secciones delgadas del fósil. Era casi como mirar piel moderna”, destacó el investigador.

Este hallazgo supone un gran paso en la reconstrucción precisa de la apariencia y comportamiento de los plesiosaurios, ofreciendo una visión más detallada de su evolución y adaptación a la vida marina. También refuerza la importancia del estudio de los tejidos blandos en la paleontología, una línea de investigación que puede revelar nuevas claves sobre especies extintas y su interacción con el entorno.

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