Descubren una nube molecular fluorescente cerca de la Tierra
Situada a unos 300 años luz, esta gigantesca estructura en forma de medialuna podría ofrecer nuevas pistas sobre el nacimiento de estrellas y sistemas planetarios
Astrónomos han
identificado una colosal nube molecular, bautizada como Eos en honor a
la diosa griega del amanecer, a tan solo 300 años luz de la Tierra. El
hallazgo, publicado esta semana en la revista Nature Astronomy, describe
a Eos como una de las estructuras más grandes jamás vistas en el cielo,
y probablemente la nube molecular más cercana a nuestro sistema solar.
Su proximidad la convierte en una oportunidad única para estudiar en detalle
los procesos de formación estelar en nuestro vecindario galáctico.
Así nacen las
estrellas
Las nubes
moleculares son regiones inmensas de gas y polvo frío que, bajo la presión
de la gravedad, colapsan para dar origen a nuevas estrellas. En la Vía Láctea,
estos viveros estelares se localizan generalmente en los bordes de lo que se
conoce como la Burbuja Local, una gigantesca cavidad caliente de plasma
que rodea nuestro sistema solar. Identificar estas nubes no es sencillo, ya que
suelen estar ocultas por el polvo interestelar y no emiten luz visible.
Una técnica innovadora
Lo más llamativo del
descubrimiento de Eos es la técnica utilizada. A diferencia de los
métodos tradicionales basados en la observación de emisiones de polvo, Eos fue
detectada mediante el brillo fluorescente del hidrógeno molecular en el
rango ultravioleta lejano del espectro electromagnético. Este tipo de
radiación no atraviesa la atmósfera terrestre, por lo que los científicos
recurrieron a datos obtenidos desde el espacio.
“Esta es la primera
nube molecular que se descubre buscando emisiones ultravioletas lejanas de
hidrógeno molecular, directamente”, explicó el astrofísico Blakesley
Burkhart, de la Universidad de Rutgers y autor principal del estudio. “Esta
nube literalmente brilla en la oscuridad”, añadió.
Una medialuna gigante
en el cielo
Eos tiene forma de
medialuna y ocupa un área en el cielo equivalente a 40 lunas llenas.
Su masa estimada es de 3.400 veces la del Sol, y se encuentra justo en
el borde de la Burbuja Local. Gracias a su cercanía y tamaño, los científicos
consideran que será una referencia clave para estudiar en detalle cómo el gas
interestelar se transforma en estrellas y planetas.
Más descubrimientos por
venir
El equipo de Burkhart
confía en que esta técnica permitirá detectar otras nubes moleculares
ocultas en la Vía Láctea. El hidrógeno molecular, aunque es la molécula más
abundante del universo, es difícil de observar directamente. Sin embargo, su
firma ultravioleta podría revelar estructuras invisibles hasta ahora.
“Cuando miramos con
nuestros telescopios captamos sistemas solares enteros en proceso de formación,
pero no sabemos los detalles de cómo sucede todo eso”, concluyó Burkhart. “Descubrir
Eos es muy emocionante porque ahora podemos medir directamente cómo se forman
las nubes moleculares y cómo estas empiezan a transformar el gas y el polvo en
estrellas y planetas”.
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