El Dragón Espada, un nuevo dinosaurio marino del Jurásico hallado en Reino Unido, revela un capítulo perdido de la evolución prehistórica

El fósil, descubierto hace más de dos décadas en la Costa Jurásica, pertenece a una especie nunca antes identificada de ictiosaurio. Su esqueleto casi completo será exhibido en el Museo Real de Ontario, en Canadá.

Un esqueleto fósil descubierto hace más de veinte años en la costa sur de Inglaterra acaba de revelar uno de los secretos mejor guardados del Jurásico. Se trata del Xiphodracon goldencapensis, conocido popularmente como el “Dragón Espada de Dorset”, una nueva y rarísima especie de ictiosaurio que, tras décadas de silencio científico, emerge como una pieza clave en la historia evolutiva de los reptiles marinos.

El hallazgo, liderado por el paleontólogo Dean Lomax, investigador honorario de la Universidad de Manchester y becario de la Universidad de Bristol, ha sido publicado en la revista científica Papers in Palaeontology. En él se describe el único ejemplar conocido de su especie, un fósil extraordinariamente completo que permite llenar un vacío en el registro fósil de los ictiosaurios, criaturas que dominaron los océanos hace entre 180 y 200 millones de años.

Un hallazgo olvidado durante 23 años

El “Dragón Espada” fue descubierto en 2001 por el coleccionista británico Chris Moore en los acantilados cercanos a Golden Cap, dentro de la llamada Costa Jurásica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, el fósil —adquirido por el Museo Real de Ontario (Canadá) poco después de su hallazgo— permaneció sin estudiar durante más de dos décadas, hasta que un nuevo análisis ha revelado su verdadero valor.

El esqueleto se conserva en tres dimensiones y casi completo, un hecho excepcional en paleontología marina. Incluye un cráneo de grandes proporciones, una órbita ocular desmesurada y un largo hocico en forma de espada, rasgo que da nombre al espécimen. Según el estudio, el animal medía unos tres metros de largo y se alimentaba de peces y calamares, lo que sugiere que ocupaba la cima de la cadena trófica en su ecosistema.

Recuerdo haber visto el esqueleto por primera vez en 2016. Sabía que era especial, pero no imaginé que jugaría un papel tan crucial en nuestra comprensión de los mares jurásicos”, explicó Dean Lomax. “El Xiphodracon es como una pieza faltante del rompecabezas: nos ayuda a comprender cuándo se produjo una renovación biológica profunda entre los ictiosaurios, mucho antes de lo que pensábamos.”

Una joya paleontológica y una vida de peligros

La doctora Judy Massare, coautora del estudio y especialista de la Universidad Estatal de Nueva York, subraya que el esqueleto “proporciona información crucial no solo sobre la evolución de los ictiosaurios, sino también sobre cómo era la vida en los océanos jurásicos de Gran Bretaña”.

El análisis de los huesos y dientes muestra señales de lesiones y enfermedades graves sufridas en vida, además de marcas de mordeduras en el cráneo que podrían haber sido causadas por un depredador mayor. “Probablemente murió tras ser atacado por otro ictiosaurio, lo que nos recuerda que los mares mesozoicos eran tan hermosos como despiadados”, apuntó Massare.

La investigación también detalla rasgos nunca antes observados en un ictiosaurio, entre ellos un hueso lagrimal con púas óseas, una estructura única en su tipo. “El Dragón Espada es diferente a todo lo conocido hasta ahora, un testimonio de la diversidad perdida de los océanos jurásicos”, añadió la doctora Erin Maxwell, coautora del estudio y experta del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart.

Una nueva ventana al Jurásico

El descubrimiento del Xiphodracon goldencapensis marca el primer género descrito de ictiosaurio del Jurásico Temprano en la Costa Jurásica en más de un siglo, un hito que recupera el espíritu de las pioneras investigaciones de Mary Anning, la legendaria paleontóloga británica que descubrió los primeros fósiles de estas criaturas en el siglo XIX.

Su exhibición pública, prevista en el Museo Real de Ontario (Toronto), permitirá al público contemplar uno de los esqueletos más completos del período Pliensbachiano, una ventana única a los mares primitivos donde el “Dragón Espada” surcó las aguas hace casi 190 millones de años.

“En él convergen el misterio del tiempo, la paciencia de la ciencia y la belleza del azar”, resumió Lomax. “Durante 23 años, el Dragón Espada esperó en silencio. Hoy, por fin, vuelve a respirar historia.

Fotonoticia: El “Dragón Espada”, un ictiosaurio único descubierto en la Costa Jurásica de Reino Unido, será exhibido en Canadá tras 23 años olvidado, revelando un capítulo perdido de la evolución marina.

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