Rusia creará su base lunar con robots

 

Los planes nacionales para la exploración de la Luna continúan tomando forma, aunque su materialización sigue rodeada de incertidumbre por los constantes retrasos que han afectado históricamente a este tipo de programas espaciales. En este contexto, Rusia ha vuelto a poner sobre la mesa su proyecto de una futura base lunar, una iniciativa de gran envergadura que estaría equipada con una central nuclear y sería ensamblada íntegramente mediante sistemas robóticos.

Así lo expuso Denis Kutovoy, jefe del Departamento de Sistemas Espaciales de la corporación estatal Roscosmos, durante su intervención en el Centro Científico Rossiya. Según explicó, la base lunar se construirá de manera automatizada, con robots controlados a distancia desde la Tierra, lo que permitirá desplegar la infraestructura necesaria antes de la llegada de los cosmonautas. El objetivo es que los tripulantes humanos se incorporen únicamente cuando la instalación esté completamente operativa y sea segura, aunque por el momento no se ha fijado ningún calendario concreto.

Kutovoy señaló que el desarrollo de este proyecto se apoya en la cooperación entre distintas agencias y departamentos del Gobierno ruso, así como en la participación de empresas privadas, en un esfuerzo coordinado para abordar los desafíos tecnológicos, energéticos y logísticos que implica una presencia permanente en la Luna. La utilización de una central nuclear permitiría garantizar un suministro energético estable para misiones de larga duración, un elemento clave para la exploración sostenida del satélite terrestre.

Rusia no es el único país con ambiciones lunares. Estados Unidos avanza con el programa Artemis, que contempla primero misiones no tripuladas y posteriormente el regreso de astronautas a la superficie lunar, mientras que China también desarrolla su propio plan de exploración del satélite. No obstante, ninguna de estas potencias ha anunciado, por ahora, la instalación de reactores nucleares en la Luna como parte de sus proyectos a corto o medio plazo.

La última misión tripulada que alcanzó la superficie lunar se remonta a diciembre de 1972, cuando la misión estadounidense Apolo 17 alunizó el día 11 y regresó a la Tierra el 19 del mismo mes. El programa lunar de Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970 tuvo un coste estimado de unos 24.000 millones de dólares de la época, una cifra que equivaldría a aproximadamente 250.000 millones de dólares actuales. Aun así, responsables estadounidenses han reconocido que, en el contexto actual, una iniciativa de ese alcance requeriría una inversión todavía mayor.

Mientras tanto, los anuncios y debates en torno a futuras bases lunares reflejan una renovada carrera espacial en la que la automatización, la cooperación tecnológica y el suministro energético a largo plazo se perfilan como elementos decisivos para el regreso sostenido del ser humano a la Luna.

 

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