El dinosaurio que cojeaba hace 150 millones de años
El fósil de un Othnielosaurus revela que
sufrió dos fracturas en su pie izquierdo, además de artritis, lo que le provocó
una cojera que pudo acelerar su muerte
Los fósiles de
dinosaurios dicen mucho más sobre estos animales de lo que pensamos. No solo
permiten identificar una especie o deducir su tamaño. A través de la
paleopatología, los paleontólogos también pueden indicar qué enfermedades o
dolencias pudieron padecer hace millones de años y si fueron estas las causantes
de su muerte.
“Ambas fracturas fueron
probablemente bastante dolorosas y redujeron en cierto grado la actividad del
animal”, dice la investigadora
“El estudio de las
patologías de los animales del pasado es una ventana abierta para conocer el
comportamiento y la biología de organismos que vivieron hace muchos millones de
años”, señala a SINC Penélope Cruzado-Caballero, científica del Instituto de
Investigación en Paleobiología y Geología de la Universidad Nacional de Río
Negro en Argentina.
Al analizar las
fracturas de los fósiles, pueden aclarar si estas fueron provocadas por golpes
fortuitos o por luchas en épocas de apareamiento, y sobre todo si sobrevivieron
a ellas. En caso de hacerlo, esto mostraría cómo les afectó tener estas heridas
o dolencias en su día a día.
En un estudio, publicado
en la revista Historical Biology, la científica, junto al grupo Aragosaurus de
la Universidad de Zaragoza, investigadores de la Universidad del País Vasco y
otros centros estadounidenses, analizó los huesos del pie izquierdo (falanges)
aparentemente dañado de un pequeño dinosaurio bípedo, llamado Othnielosaurus
consors, hallado en el siglo XIX en la Formación de Morrison en el estado de
Wyoming, al oeste de EE UU, que data de unos 150 millones de años de antigüedad.
Los resultados confirman
que este animal, de hábitos vegetarianos y de unos 15 kilos de peso, presentaba
tres tipos de patologías en su pie izquierdo: una forma de artritis de origen
metabólico, familiar o idiopático posiblemente, y dos fracturas –una de impacto
y otra de pilón– que pudieron producirse por dos accidentes a lo largo de su
vida.
“Ambas fracturas fueron
probablemente bastante dolorosas y redujeron en cierto grado la actividad del
animal. Hemos podido observar que las fracturas presentan cierto grado de
curación, por lo que se puede pensar que Othnielosaurus sobrevivió con ellas
durante un tiempo, aunque eso implicó dificultades para caminar y posiblemente
le provocó una cojera”, comenta Cruzado-Caballero.
Un desenlace fatal
Según los
investigadores, las patologías en este individuo le impidieron desplazarse
normalmente, le limitaron a la hora de obtener alimentos y le ocasionaron un
estado de salud más frágil. “Esto pudo debilitarlo y convertirlo en una presa
fácil para los depredadores. La cojera y la malnutrición pudieron ser las
causas últimas que llevaron a este Othnielosaurus a un desenlace fatal”,
subraya la investigadora.
La supervivencia de este
animal, también conocido como reptil de Marsh en honor a su descubridor en
1879, –el famoso paleontólogo estadounidense Othniel Charles Marsh que
protagonizó la Guerra de los Huesos junto a su rival Edward Drinker Cope–, no
debió durar mucho tiempo, dicen los autores. La prueba es que la fractura de
impacto no estaba totalmente curada en el momento de su muerte.
Sin embargo, no queda
del todo claro si estas dolencias contribuyeron directa o indirectamente a su
fin, ya que el dinosaurio pudo eficazmente evitar a depredadores durante un
tiempo. Lo que sí confirma el trabajo es que la presencia de patologías en los
pies de dinosaurios y otros vertebrados terrestres del pasado “pudo condicionar
la vida cotidiana de estos animales”, concluye Cruzado-Caballero.
Referencia:
P. Cruzado-Caballero et
al. “A limping dinosaur in the Late Jurassic: Pathologies in the pes of the
neornithischian Othnielosaurus consors from the Morrison Formation (Upper
Jurassic, USA)” Historial Biology febrero de 2020
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