El parón de la actividad humana está cambiando el movimiento de la Tierra


Los sismólogos han percibido mejoras en los sistemas de detección de terremotos o eventos sísmicos a raíz del frenazo de los transportes y la industria global por las cuarentenas
La expansión de la pandemia del coronavirus está obligando a millones de personas de todo el mundo a permanecer aisladas en sus casas, a la par que está produciendo un auténtico caos en la economía de los diferentes países y su tejido productivo. 

Esto ha producido que las calles se hayan quedado vacías, un notorio descenso del tráfico y de la actividad industrial, lo que también ha hecho reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera terrestre y con ello una hipotética ralentización del cambio climático.
Así pues, la calidad del aire ha mejorado sustancialmente, pero esto no es lo único que ha cambiado tras el cese parcial de la actividad humana en el planeta. También los ruidos sísmicos, según ha informado un equipo belga de investigadores que estudian los movimientos de la corteza terrestre. Esto podría permitir a los detectores de terremotos monitorear mejor las erupciones volcánicas para así anticiparse a posibles desastres naturales relacionados con los movimientos sísmicos.
“El zumbido de las vibraciones de la corteza de la Tierra ha caído en picado, una reducción que solo puede notarse durante un período muy breve en Navidad”, asegura Thomas Lecocq, sismólogo del Observatorio Real de Bélgica, a la revista ‘Nature’. Las vibraciones causadas por el transporte terrestre de vehículos y trenes, así como la maquinaria industrial, ha influido en este descenso de la actividad sísmica de la corteza. “Aunque las fuentes individuales de ruido pueden parecer pequeñas, juntas producen un característico ruido de fondo que reduce la capacidad de los expertos para detectar señales sísmicas que ocurren en la misma frecuencia”, ha explicado el experto.
“Los datos del sismómetro en el observatorio muestran que las medidas de confinamiento para frenar la expansión de la Covid-19 en Bruselas causaron que el ruido producido por los humanos cayera en aproximadamente un tercio”, informa Lecocq. En la capital de la Unión Europea, esas medidas pasaron por cerrar escuelas, restaurantes y otros lugares públicos desde el 14 de marzo. | LEER NOTICIA COMPLETA |  

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