Huellas humanas de hace 13.000 años en Tanzania indican que las mujeres se encargaban de buscar comida


Se trata de unas 400 pisadas en la cercanía de un volcán a cuya actividad se debe su conservación
El mayor conjunto de pisadas fósiles hallado hasta ahora en África es muy moderno, para lo que se estila en ese continente -datan más o menos de la época de las pinturas más famosas de Altamira-, pero su análisis, recién completado, muestra una interesante instantánea de cómo vivía hace miles de años la especie humana actual en su época de cazadores recolectores.

Las pisadas del yacimiento de Engare Sero se pueden agrupar en más de 20 rastros, y un conjunto de 14 de ellos representan a otras tantas mujeres adultas que andaban juntas, acompañadas de dos hombres y un joven. La tesis de los investigadores es que algunas tareas, como buscar comida, se dividían por sexos en los Homo sapiens de entonces.
Se trata de unas 400 pisadas en la cercanía de un volcán a cuya actividad se debe su conservación, ya que sus autores anduvieron descalzos sobre cenizas húmedas que las han conservado como si se hubieran hecho sobre cemento. Las pisadas están datadas entre hace 6.000 y 19.000 años, aunque la suma de indicios indica entre los 11.000 y los 13.000 años.
El volcán Ol Doinyo Lengai sigue activo, está en el norte de Tanzania y cerca se encuentran los famosísimos rastros de Laetoli, de hace 3,7 millones de años y de Ileret, de hace 1,5 millones de años. Resulta fácil así comparar los rasgos anatómicos de los diferentes homínidos, pero como sobre eso ya se ha publicado mucho el nuevo análisis, comunicado en Nature Scientific Reports, prefiere centrarse en confirmar la datación del yacimiento (se le había atribuido en un principio 120.000 años de antigüedad) y en inferir el comportamiento de los que hicieron las pisadas.
Kevin Hatala, de la Universidad Chatham y primer firmante del nuevo estudio sobre el yacimiento de Engare Sero, que abarca unos 300 metros cuadrados, explica que este es más grande porque se prolonga hacia el norte por debajo de dunas en la orilla del lago Natron. Sin embargo, no se ha querido excavar hasta que se apruebe un plan de conservación integral para evitar su erosión. Junto a los rastros humanos se han encontrado otros de bóvidos y cebras.
Se han identificado 23 rastros en los que se ha podido calcular la velocidad a la que iba el individuo. El grupo de 14 mujeres, dos hombres y un joven se desplazaba andando, a una velocidad de entre 1,2 y 1.5 metros por segundo, mientras que alguno de los otros rastros indican que iban corriendo. El lugar parece formar parte de un camino porque casi todos los rastros son en un sentido o el contrario.
El grupo de humanos que dejó las huellas estaría formado así por 25 personas, de las cuales la mayoría serían adultos y el doble de mujeres que de hombres. En cuanto a la altura, basándose en 25 rastros, iría desde 1,83 metros a 1,35 metros, similar a la estatura de la población actual, siendo la longitud del pie también similar a la actual.
Si las mujeres formaban grupos para buscar comida, como sostienen los investigadores del grupo de Hatala y siguen haciendo actualmente las tribus locales, lo que no se sabe es si recogían plantas o si cazaban animales. La información que pueden dar las huellas tiene sus limitaciones, como señala el geólogo Matthew Bennett, de la Universidad de Bournemouth, que está implicado en el estudio de un enorme yacimiento de huellas de aproximadamente la misma antigüedad en Nuevo México, cuando el clima allí era mucho más húmedo que ahora.
Miles de pisadas de humanos, perezosos gigantes, mamuts y otros animales se han encontrado en un área del parque nacional de White Sands, el mismo que comprende el sitio de la explosión de la primera bomba atómica. Este yacimiento probablemente dará mucha más información sobre la vida en aquella época, aunque sea en otro continente.
   

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