Los arqueólogos descubren en Australia el arte rupestre más “inusual” del mundo
Unas “miniaturas demasiado pequeñas” en un refugio rocoso de
Yilbilinji llamaron la atención a los investigadores
Tan raros eran esos
hallazgos que, tras una serie de estudios, se ha concluido que solo hay otros
dos lugares del mundo en los que se haya identificado la técnica pictórica
utilizada, según explican en un artículo publicado en la revista Antiquity . Y,
evidentemente, están a centenares de kilómetros de distancia. Pero mejor,
comencemos por el principio.
Las representaciones
artísticas del refugio rocoso de Yilbilinji, en el Parque Nacional Limmen, se
hallaron hace apenas tres años. El sitio, lugar ancestral del pueblo aborigen
Marra, se conocía desde hace décadas. Aún así, nadie se había percatado del arte
en miniatura. Una vez documentado completamente, en el año 2017, sorprendió a
los especialistas que las imágenes descubiertas eran “demasiado pequeñas”.
La mayor parte del arte
rupestre estampado en todo el mundo se realizó utilizando dimensiones completas
(o de tamaño natural), ya fuera para inmortalizar partes del cuerpo humano o
animal, objetos e incluso materiales vegetales. Sin embargo, muchas de las
plantillas de Yilbilinji son demasiado pequeñas para haber sido hechas usando
partes u objetos reales como modelo.
Los investigadores de la
Flinders University argumentan que los motivos se crearon con una técnica de
stencilling (pieza articulada) que no se había descubierto “hasta ahora y que
utilizaría plantillas en miniatura y en pequeña escala esculpidas a partir de cera
de abejas”, escriben. “Esta cera y otras resinas maleables y adhesivas pueden
haber jugado un papel más importante en la creación de motivos estampados de lo
que se pensaba anteriormente”, añaden.
Solo hay otros dos
ejemplos conocidos de este tipo en todo el mundo: uno se encuentra en Nielson’s
Creek, en Nueva Gales del Sur; y el otro está en la isla Kisar, en Indonesia.
Ambas representan figuras humanas, lo que hace que la muestra australiana
constituya “la concentración más grande y diversa encontrada de este tipo de
arte”, dice Liam Brady, autor principal del artículo.
El equipo de arqueólogos
y antropólogos, ayudados por los Marra y los guardabosques de la zona,
recopilaron un total de 17 imágenes hechas con estas plantillas de entre las
más de 300 encontradas en Yilbilinji. Representaban una amplia gama de motivos:
humanos, animales, objetos como bumeranes y también formas geométricas.
Para encontrar cómo se
hicieron tuvieron que echar mano de sus dotes detectivescas. Una pista provenía
de la forma de las figuras, que indicaban que estaban hechas de algo que podía
ser fácilmente moldeado y pegado a la roca. Otro detalle apareció a partir de
otra investigación que registró a niños aborígenes jugando con cera de abejas
para hacer artículos en miniatura. Los aborígenes australianos también la han
utilizado como adhesivo para reparar lanzas y arpones ya que es maleable,
pegajosa y está disponible en toda región.
Los expertos sumaron A y
B y probaron si el método era efectivo. Comenzaron experimentando cómo calentar
y dar forma a la cera y luego la estamparon sobre una losa de roca para
confirmar que este material era “excelente para hacer plantillas en miniatura”.
En algunos grupos
aborígenes, la cera de abejas tiene un significado espiritual, ya que se asocia
con seres ancestrales o la bujería e incluso se usa en hechicería. Que los
niños fueran los que habitualmente jugaban con esta materia ha llevado a los
investigadores a considerar la posibilidad de señalar a los más jóvenes de la
comunidad como responsables de este inusual arte rupestre. Ya fuera como
práctica para su futuro artístico o como copia de las figuras más grandes que
hacían los adultos.
El arte aborigen
australiano representa la tradición ininterrumpida más larga del mundo, ya que
sus primeras evidencias se remontan a hacen al menos 28.000 años. Para sus
obras, usaron sus manos, sus bumeranes e incluso los pies de los emús (un ave
no voladora nativa de Australia, el único miembro viviente del género
Dromaius).
“Desde que finalizamos
este trabajo, ya hemos descubierto tres nuevos motivos en miniatura: una figura
humana, una tortuga de agua dulce y un equidna (un mamífero de apariencia similar
a los erizos)”, concluye el doctor Brady.
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