Un armadillo fósil de 700.000 años que “sobrevivió” a una batalla histórica
En las últimas semanas,
se produjo un descubrimiento muy particular en la localidad Vuelta de Obligado,
al norte de la provincia de Buenos Aires. Se hallaron 220 fragmentos del cuerpo
de una especie extinta no muy conocida. Pero, al valor paleontológico del
hallazgo, se agrega el hecho de que este animal presenció la conflagración
acontecida el 20 de noviembre de 1845.
El director del Museo
Paleontológico de San Pedro, José Luis Aguilar, comentó que “este hallazgo fue
posible por las condiciones de río muy bajo que se viene sucediendo en estos
últimos meses, porque los sedimentos donde fueron encontrados estos fósiles
suelen estar cubiertos por un metro de agua, de forma semejante a aquel día en
que se produjo el histórico combate, hace ya casi 175 años”.
Gustavo Torres, vecino
de Vuelta de Obligado, iba caminando por la orilla del río Paraná y observó en
un punto muy específico unos restos que le llamaron la atención. “Me resultó
curioso ver unos fragmentos de color marrón oscuro al borde del agua, a
diferencia del color pardo amarillento que tienen los sedimentos de la orilla”,
relató Torres.
En ese sitio, el río
Paraná tiene crecientes en cuestión de minutos, por lo que Torres decidió
rescatar dichos restos y se contactó con el Museo de San Pedro. “En total,
fueron recuperadas unas 220 placas de la coraza de este armadillo, como así
también parte de sus dos fémures y de su pelvis, por lo que se podrá realizar
una descripción bastante completa y conocer más de esta especie del cuaternario
argentino”, destacó el director Aguilar.
El investigador Luciano
Brambilla del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad de
Rosario (CEI-UNR) indicó que “este ejemplar pertenece a la especie Eutatus pascuali;
era un armadillo muy similar al actual tatú carreta; tenía más o menos de las
mismas dimensiones y medía alrededor de un metro de longitud; sus manos eran
muy fuertes y poseían unas garras poderosas, por lo que se considera que era un
animal excavador”.
Un armadillo prehistórico e histórico
Este armadillo vivió en
un tiempo anterior al origen de las naciones y de las guerras, pero se terminó
convirtiendo en testigo de un acontecimiento histórico. “Hoy sabemos que los
restos fósiles de este animal fueron pasados literalmente por encima en una batalla,
por una batalla histórica como la que se dio en Vuelta de Obligado el 20 de
noviembre de 1845”, remarcó Aguilar.
Este animal fue
encontrado en un sector que habitualmente está cubierto por el agua y donde,
hace casi 175 años, se produjo el primer intento de desembarco por parte de las
tropas anglo-francesas que querían remontar el río Paraná y entraron en lucha
con el ejército comandado por el general Lucio Mansilla (o “Mancilla”, según él
firmaba sus cartas).
“Once buques de guerra,
seis ingleses y cinco franceses, arremetieron allí contra una tropa de unos
2300 hombres comandados por Mansilla, los cuales estaban respaldados por cuatro
baterías de cañones que estaban instaladas en las barrancas de Vuelta de
Obligado”, relató el director del Museo de San Pedro.
“En un momento de ese día histórico, en una
avanzada, la flota anglo-francesa intentó desembarcar con unos lanchones, y ese
intento fue repelido por la caballería al mando de Mansilla”, detalló Aguilar.
Y agregó: “Lo que venimos a saber ahora es que, en ese lugar, abajo, cubierto
por aproximadamente un metro de agua, mientras pasaban por encima lanchones,
lanzas, disparos, cañonazos, hombres, abajo, se encontraba este fósil que
esperaba ser descubierto desde hace 700 mil años”.
El director Aguilar
indicó que este hallazgo es muy inusual, ya que no hay registros de un hallazgo
paleontológico en un sitio donde se diera una batalla histórica. “Para nuestro
Museo, pasa a ser un fósil muy importante, también por las visitas que recibimos
de los colegios, porque no solo tiene el valor paleontológico, sino también el
valor histórico, porque es un fósil que ‘sobrevivió’ a una batalla”.
Las características y la muerte de este armadillo
El Eutatus pascuali
vivió entre los 2.5 millones de años hasta los 500 mil años antes del presente.
Hay registros de una veintena de ejemplares de esta especie en Argentina, la
mayoría de ellos en la provincia de Buenos Aires y alguno al sur de la
provincia de Santa Fe.
Por lo general, los
restos hallados son muy fragmentarios, aunque este armadillo “sobreviviente” se
encontró bastante completo. En vida, habría pesado unos 50 kilos y, a partir de
sus restos fósiles, se podrán reconocer algunas de sus características.
El investigador Luciano
Brambilla explicó que “los armadillos se caracterizan por tener unas bandas en
lo que es su cintura, a mitad del caparazón, que hacen las veces de fuelles y
permiten articular el caparazón rígido que los protege de los depredadores”.
Sin embargo, esta
especie en particular, en lugar de tener tres o nueve bandas, tenía toda la
parte anterior de la coraza articulada. “Dos terceras partes de su coraza era
articulada, así que suponemos que tenía una coraza bastante móvil, si bien la parte
posterior era una coraza rígida como tienen muchos otros armadillos”, contó
Brambilla.
Este armadillo guerrero
también tenía otra característica distintiva. “En las placas que conforman su
armadura, se pueden ver pequeñas perforaciones que evidencian la presencia de
grandes pilosidades, de grandes pelos que se alojaban en estas placas; estas
perforaciones son mucho mayores que las que poseen cualquiera de las especies
que conocemos en la actualidad, por lo que los pelos que salían de su caparazón
también debían ser mucho mayores”, sopesó el paleontólogo de la Universidad de
Rosario.
Existe la hipótesis de
que este aumento en las pilosidades podría ser una especie de adaptación a
determinados periodos de menores temperaturas durante la existencia de esta
especie, pero esto no está aceptado por todos los investigadores.
Se estima que este
animal, en semejanza a los armadillos actuales, habría sido herbívoro. “Se
habría alimentado de hojas, tallos y también de algunas gramíneas, bulbos o
algunas raíces”, mencionó Brambilla, quien añadió que otros armadillos son
omnívoros o pueden presentar alguna carnivoría o dedicarse al consumo de
insectos.
En tanto, hay evidencias
de que estos grandes peludos eran excelentes cavadores. “En algunas zonas costeras
de Buenos Aires y de Santa Fe, hay registro de algunas paleocuevas, llamadas
crotovinas, en las cuales se habrían refugiado estos grandes armadillos”, contó
Brambilla.
Por su
parte, el director Aguilar dio una posible explicación sobre la muerte de este
armadillo, el cual muchos siglos después sería testigo de un acontecimiento
histórico: “Hace 700 mil años, en esta zona había amplias pasturas y llanuras,
aunque, en las zonas cercanas al río, había sitios anegables, con barro, y, a
veces, estas especies y otras más grandes quedaban atrapadas en esos sedimentos
blandos cuando se acercaban a beber agua o a comer pastos verdes”.
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