Descubren una especie de zorro de 4,5 millones de años
Científicos del Instituto de Geología (IGI) renombraron un zorro que vivió hace 4.2 y 4.5 millones de años, como Ferrucyon, en honor al paleontólogo Ismael Ferrusquia Villafranca, quien es investigador de esa entidad universitaria.
Marisol Montellano Ballesteros, del IGI y una de las
autoras del estudio, explicó que Ferrucyon avius (nombre del mamífero) vivió en
la antigua Baja California Sur, en el tiempo en que se estaba formando el Golfo
de California.
La presentación del zorro fue realizada en la más
reciente edición del Journal of Vertebrate Paleontology, en la que se detalla
que esta especie está relacionada con el zorro norteamericano, Metalopex
macconnelli, y del zorro euroasiático Nyctereutes, sugiriendo un vínculo entre
los zorros del viejo y del nuevo mundo.
“Actualmente, en México sólo hay tres registros
fósiles de zorros, éste descrito de Baja California Sur; hay otro registro un
poco más antiguo descrito para el estado de Chihuahua, pero de un género
diferente y uno más del cuaternario”, precisó la experta en paleontología de
vertebrados.
Agregó que la nueva descripción del zorro revela la
diversidad de este grupo en América del Norte y comentó que debe haber más
restos fósiles en el altiplano y sur mexicanos, no descubiertos aún.
Cuando vivía, apuntó Montellano Ballesteros, ese
zorro lucía similar a las formas actuales como el zorro gris (Urocyon
cinereoargenteus) y enfrentó un ambiente de grandes cambios debido a la
formación del Golfo de California; probablemente se alimentaba de mamíferos
pequeños como roedores y conejos, así como otros microvertebrados como anfibios
y lagartijas.
La experta comentó que actualmente existen dos
géneros de zorros en México; hay que recordar que no hace mucho se avistó un
ejemplar de zorro gris en la reserva de Ciudad Universitaria.
Hallazgo y
homenaje
La historia de este mamífero, detalló la
investigadora, comenzó a finales de los años 70 del siglo pasado, cuando los
restos fueron encontrados en Baja California Sur por Ismael Ferrusquia
Villafranca y Víctor Torres Roldán del IGI, en una localidad que se conoce como
Rancho Algodones.
En ese tiempo, se creyó que era un tipo de zorro
relacionado con las formas de América del Sur y por eso lo denominaron
Cerdocyon avius; desde su descripción algunos especialistas dudaron acerca de
si realmente pertenecía a dicho grupo de carnívoros, por sus dientes, mandíbula
y cráneo.
Los restos fosilizados del ejemplar, resguardados en
la Colección Nacional de Paleontología, en el Instituto de Geología, fueron
estudiados recientemente por Damián Ruiz Ramoni y Montellano Ballesteros, junto
con investigadores de Argentina e Italia, quienes hacían un estudio de los
carnívoros en México y su nexo con la introducción de este grupo de mamíferos a
América del Sur.
Por sus particulares características, los expertos
decidieron redescribir el ejemplar y ubicarlo dentro del contexto de la
filogenia de la tribu Vulpini, descartando que tuviera relación con los zorros
de América del Sur, sino más bien “que es un zorro que está más vinculado con
los de América del Norte y los asiáticos”.
“Nuestras observaciones y análisis confirmaron que
se trata de un animal con una combinación de características morfológicas que
no habían sido descritas anteriormente, marcadas por su mandíbula y una cúspide
en los dientes muy singular”, por lo que se decidió renombrarlo como Ferrucyon
avius.
Al momento de dar nombre al nuevo género, los
expertos decidieron hacer un reconocimiento a quien, “de alguna manera, es el
padre de muchos paleontólogos de vertebrados actuales en México, y lo
denominamos en su honor, por eso el animalito recibe el nombre de Ferrucyon;
Ferrusquia Villafranca está aún activo en el Instituto”.
Montellano Ballesteros dijo que este tipo de
trabajos permite conocer la biodiversidad del pasado, cómo las faunas han
cambiado en su composición taxonómica y distribución geográfica a lo largo del
tiempo, lo que lleva a comprender y explicar mejor la diversidad y distribución
de floras y faunas actuales.
Ejemplos de lo anterior son las modificaciones en la
distribución que se han documentado de varios mamíferos, como el oso, coyote y
jaguar, así como algunas formas de anfibios, entre otros, lo que está
relacionado con los cambios climáticos sufridos desde finales del cuaternario a
la fecha.
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