Trazan la evolución del “tejón de la miel” durante los últimos 7 millones de años

Aunque el ratel representa el único miembro vivo de su subfamilia (Mellivorinae), en el pasado fue un grupo mucho más diverso

El paleontólogo e investigador posdoctoral del programa “Juan de la Cierva” en la Universidad de Zaragoza, Alberto Valenciano, ha ayudado a desentrañar la evolución del “tejón de la miel” durante los últimos siete millones de años. 

Su participación en el hallazgo de nuevos restos fósiles del mustélido en Sudáfrica, durante su posdoctorado en el Museo Iziko de Sudáfrica y la Universidad de Ciudad del Cabo hasta abril de 2020, le ha permitido descifrar que dichos restos pertenecen a la especie Mellivora benfieldi, estrechamente relacionados con el actual Mellivora capensis, también conocido como tejón de la miel o ratel, miembro único de la familia de los mustélidos, que incluyen a las comadrejas, nutrias, martas y tejones.

La revista científica “Journal of vertebrate Paleontology” ha publicado el hallazgo de Alberto Valenciano y de Romala Govender (investigadora del Museo Iziko de Sudáfrica) de nuevos fósiles de un pariente del tejón de la miel de la localidad del Plioceno inferior (5,2 millones de años) de Langebaanweg (Sudáfrica). Este yacimiento paleontológico ha proporcionado una de las asociaciones de vertebrados más ricas y diversas del mundo de este período de tiempo, con más de 230 especies de nutrias, tigres dientes de sable, osos, hienas, chacales, jirafas, elefantes, rinocerontes, cerdos salvajes y una gran variedad de aves, incluyendo loros, avestruces y pingüinos, así como tiburones y mamíferos marinos.

El ratel extinto de Langebaanweg (llamado Mellivora benfieldi) fue descrito originalmente hace más de 40 años por Brett Hendey, y se basó en unas pocas mandíbulas fragmentadas de Langebaanweg. “Los nuevos fósiles de ratel que describimos triplican el número de fósiles conocidos de esta especie y nos dan una visión única de su estilo de vida y de su relación con otros mustélidos similares. Estos nuevos fósiles han demostrado que esta especie sudafricana es diferente de las formas previamente conocidas de finales del Mioceno de África Central (Howellictis) y África Oriental (Erokomellivora), y que también es distinta del actual tejón de la miel, hipótesis previamente bastante cuestionada” ha destacado Alberto Valenciano. Este mustélido fue algo más pequeño que el ratel, pero al igual que su pariente moderno, también fue un carnívoro oportunista con habilidades de excavación.

Aunque el ratel representa el único miembro vivo de su subfamilia (Mellivorinae), en el pasado fue un grupo mucho más diverso. Esta investigación aborda la evolución de este fascinante grupo de mustélidos en África durante los últimos siete millones de años, y confirma la existencia de un nuevo grupo que han llamado “Eomellivorini”.

De hecho, Valenciano y Govender sugieren la existencia de dos grupos bien diferenciados dentro de esta subfamilia: “Mellivorini” (que comprende el ratel vivo, el de Langebaanweg y otros parientes similares), y “Eomellivorini” representado por un tamaño muy grande, y que se ha encontrado tanto en Eurasia (donde destacan los fósiles de Eomellivora del famoso yacimiento del Mioceno superior del Cerro de los Batallones, en Madrid), Norte América y Kenia.

“La identificación de Eomellivorini, incluidos Eomellivora (en los continentes del norte) y Ekorus (en África), identifica un grupo de mustélidos gigantes relacionados con el ratel vivo (tejón de miel) que se adaptaron para la persecución de sus presas a diferencia de los mustélidos vistos hoy en día y que pueden haber evolucionado en un momento cuando los félidos de este tamaño (excluyendo los tigres dientes de sable) eran raros o inexistentes”, ha explicado el profesor Lars Werdelin (Museo Sueco de Historia Natural), un destacado experto en carnívoros que no participó en la investigación.

Las asociaciones de faunísticas encontrados en Langebaanweg representan una mezcla única que incluyen animales primitivos típicos del final del Mioceno y animales más modernos típicos del Plioceno que estuvieron conviviendo en el sur del continente. “Los fósiles de Langebaanweg se encuentran en una encrucijada del cambio climático y ambiental, una época en la que la temperatura media era 2-3 grados superior a la actual y el nivel del mar en esta zona estaba 25 metros más alto, y donde los animales tuvieron que adaptarse a un ambiente cambiante”, ha expuesto la investigadora Romala Govender.

“Numerosas investigaciones en curso sobre otros mamíferos carnívoros de Langebaanweg como cánidos y félidos dientes de sable, serán clave para conocer en profundidad su evolución en África y Europa, ya que hace entre 6-5 millones de años hubo un gran intercambio faunístico entre ambos continentes”, ha señalado Alberto Valenciano.

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