Científicos de EE.UU. descubren evidencia de propagación del Covid entre ciervos en libertad
El departamento de agricultura de los Estados Unidos acaba de informar de la detección de anticuerpos frente a SARS-CoV-2 en un tercio de 481 ciervos de cola blanca analizados.
La nota aclara que no hay
evidencia de que los ciervos tengan un papel importante en la propagación del
virus y que el riesgo de que los animales transmitan COVID-19 a las personas es
bajo. Sin embargo, el hallazgo es relevante porque supone la primera evidencia
de circulación amplia de SARS-CoV-2 en una población animal en libertad.
Se había identificado a los cérvidos como
potencialmente susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 sobre la base de la
afinidad de unión de sus receptores ACE2. Sin embargo, la susceptibilidad a la
infección por SARS-CoV-2 hasta la fecha solo se ha demostrado en ciervos de
cola blanca (Odocoileus virginianus) que desarrollaron infección subclínica con
transmisión a otros ciervos en contacto tras una infección experimental. El
ciervo de cola blanca es un pariente lejano de nuestro corzo, cuya distribución
abarca buena parte del continente americano. Sólo en EEUU se calcula que existe
una población de 33 millones de estos animales.
Recientemente, un grupo internacional con
participación del IREC (Universidad de Castilla La Mancha y CSIC) revisó las
características de distintos grupos taxonómicos de animales silvestres, desde
los mustélidos hasta los grandes homínidos, en relación con su potencial para
la infección y el mantenimiento de SARS-CoV-2. Los cérvidos se consideraron
relevantes, ya que la transmisión del SARS-CoV-2 de humanos a cérvidos podría
ocurrir en granjas de ciervos, en zoológicos o en zonas periurbanas. Los ciervos
salvajes también podrían estar potencialmente expuestos a la infección de los
humanos a través del contacto con agua o alimentos contaminados por las
personas. Muchas especies de cérvidos viven en grupos (de individuos
emparentados o del mismo sexo) durante al menos parte del año, pero pueden
congregarse en mayor número en respuesta a la disponibilidad de alimentos.
Estos patrones de sociabilidad brindan oportunidades potenciales para la
propagación y la persistencia del virus.
Ahora, una nota informativa del departamento de
agricultura de EEUU (USDA), informa de la detección de anticuerpos específicos
frente a SARS-CoV-2 en el 33% de los sueros sanguíneos de una amplia muestra de
ciervos de cola blanca colectados en los estados de Illinois, Michigan, Nueva
York y Pennsylvania. La nota aclara que no hay evidencia de que los animales,
incluidos los ciervos, tengan un papel importante en la propagación del
SARS-CoV-2 a las personas y que, según la información disponible, el riesgo de
que los animales transmitan COVID-19 a las personas es bajo.
Sin embargo, el hallazgo es muy relevante porque
supone la primera evidencia de circulación amplia de SARS-CoV-2 en una
población animal en libertad. Los resultados hechos públicos por el USDA dan
lugar a preguntas sobre cómo se produjo el salto del virus de la especie humana
al ciervo de cola blanca, y qué implicaciones tendrá esto para la evolución del
virus. También será interesante conocer cuál es el mecanismo de transmisión del
virus entre cérvidos. Sobre todo, interesa evaluar la posibilidad de
establecimiento de un verdadero reservorio silvestre del virus, con eventual
circulación en un nuevo hospedador animal muy distinto a las personas. Las
consecuencias epidemiológicas y de salud pública pueden ser importantes. Además,
si hay un animal silvestre capaz de mantener la circulación del virus, ¿cuántas
especies más pueden serlo, y cómo afectaría eso a las estrategias de control?
El tiempo dirá.
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