El oso de anteojos está en peligro de extinción
El oso de anteojos, oso andino u oso suramericano es una especie única en su género. Es conocido con el nombre de oso de anteojos por el contraste que se produce en el color blanquecino alrededor de sus ojos con el resto del pelaje negro, gris o café negruzco.
Habita las regiones altas
y frías de Panamá y Venezuela, pasando por los páramos y semihúmedos Andes en
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y en el norte de Argentina. La Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza catalogó al mamífero como
una especie vulnerable y amenazada con la extinción.
El oso de anteojos mide entre 1,30 y 1,90 metros de
alto, y pesa en promedio entre 80 y 125 kilogramos. Es un animal apacible de
hábitos diurnos, solitarios, omnívoros, terrestres y trepadores. Aunque tiene
grandes colmillos, su alimentación es predominantemente vegetariana y de forma
marginal es una dieta animal o derivada.
En Ecuador, la población que calculan los expertos
apenas supera los 4 mil individuos. Armando Castellanos, de la Fundación Oso
Andino, explica que por cada 40 mil hectáreas han monitoreado la presencia de
60 o 70 osos en Ecuador. En toda Sudamérica difícilmente la población total de
osos de anteojos superaría los 18 mil. La mayor parte de la población estaría
en Perú. La primera forma de extinción es la caza, para la domesticación, para
evitar que consuman los cultivos de maíz o para la venta ilegal de las partes
del animal.
Según Judith Figueroa del Grupo de Investigación de
Zoología de Vertebrados de la Universidad de Alicante, los principales
productos que se obtienen del mamífero faenado son la grasa mezclada con
hierbas para la frotación humana, la grasa para fines alimenticios, las patas y
la piel. Se venden las partes del oso con fines curativos, pero también por
supersticiones asociadas a la magia o por supuestos atributos afrodisíacos. Los
principales compradores de la vesícula biliar del mamífero, por ejemplo, son
personas de origen asiático. Una cría de oso puede llegar a venderse en mil
dólares en el mercado negro del tráfico de fauna silvestre.
En Ecuador, el tráfico de especies es una actividad
que está tipificada como un delito en contra de la biodiversidad y se castiga
con uno a tres años de cárcel. En los operativos del control del Ministerio del
Ambiente del Ecuador, desde 2014 hasta la actualidad, se han liberado a más de
6 mil especies de todo tipo en los operativos de control de tráfico de vida
silvestre.
El oso de anteojos ha ido perdiendo su hábitat por
la ampliación de la frontera agrícola en los páramos y bosques húmedos andinos.
Esta realidad ha obligado a los mamíferos a frecuentar predios habitados por
humanos que los cazan para cuidar a su ganado o para obtener sus productos.
A finales de junio de este año, investigadores de la
organización no gubernamental Proyecto Oso Andino Guaramacal avistaron dos osos
de anteojos y su madre que habitan saludables en el Ramal de Calderas, una zona
montañosa a 2.346 metros de altitud en el Estado de Barinas, en Venezuela. El
avistamiento representa una gran esperanza para los investigadores y
ambientalistas por la confirmación de la presencia de especies en la zona y
porque el clima como las condiciones antrópicas son ideales para su
conservación y desarrollo.
La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza o IUCN por su sigla en
inglés, es un inventario creado en 1963 sobre el estado de preservación de las
especies animales y vegetales a nivel mundial. La IUCN es una organización
internacional fundada en 1948 en Paris, con sede en Suiza.
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